martes, 26 de abril de 2016

"1944. Una Guerra de Cine". Reseña y sorteo.


A veces uno tiene suerte y, sin buscar nada intencionadamente, cae en tus manos una de esas pequeñas "delicatessen" que copan, con criterio y gusto, varias pasiones.

Eso me ha ocurrido a mí con el libro de Pedro Manuel Alonso Ruiz, "1944. Una Guerra de Cine" (T&B Editores). Lo he descubierto varios meses después de su lanzamiento, pero ha sido un auténtico gustazo y una gran satisfacción ver cómo se conjuga la Segunda Guerra Mundial con el cine a partir de una base sólida y muy bien documentada.



Tras ponerme en contacto con el autor y recibir una respuesta por su parte tremendamente amable (e igualmente de parte de T&B Editores), he recibido un ejemplar que, como siempre desde 2GM Blog, queremos que acabe en vuestras manos, pero, paciencia, a eso iremos luego.








jueves, 21 de abril de 2016

La operación secreta en la que Stalin sacrificó a 77.000 soldados para «distraer» al enemigo

A continuación os transcribo la interesante entrevista que ABC le ha realizado a Max Hastings a colación de su último libro "La Guerra Secreta. Espías, códigos y guerrillas: 1939-1945"



La imagen que han dado las novelas de los servicios de inteligencia de la Segunda Guerra Mundial es la de unas organizaciones capaces de hacer temblar los cimientos del poder. Sin embargo, la realidad es que, aunque fueron determinantes durante la contienda, su eficacia siempre estuvo supeditada al uso que los líderes de las grandes potencias hicieran de ellas. Esta es una de las conclusiones a las que ha llegado el historiador británico Max Hastings en su nueva obra, «La guerra secreta. Espías, códigos y guerrillas. 1939-1945» (Crítica). Una investigación en la que analiza la importancia real que el espionaje tuvo en la guerra.

A pesar de que en la obra explica pormenorizadamente la repercusión de cada uno de los servicios de inteligencia que participaron en la guerra, Hastings (antiguo director del «Daily Telegraph» y el «Evening Standard») dedica una buena parte de su libro a arrojar luz sobre la turbulenta relación de Stalin con los servicios secretos de la URSS. El historiador afirma, concretamente, que el soviético era un paranoico que únicamente hacía caso de us espías cuando le informaban de la existencia de algún complot contra su persona.

A su vez, el británico dedica un capítulo a analizar la «Operación Marte». En esta cruel misión -una carga suicida sucedida en noviembre de 1942- el líder soviético obligó a 77.000 soldados a sacrificarse para distraer a los nazis. Su objetivo era que el Ejército Rojo aislado en Stalingrado pudiese hacer un movimiento de pinza y atacar por la retaguardia a los alemanes cuando estos se hubiesen desplazado para repeler a las fuerzas de «Marte». Fue una masacre y, curiosamente, se llevó a cabo con la colaboración de un agente doble ruso, «Max». Este ofreció -por orden de Stalin- todos los datos sobre las maniobras a los germanos para que enviasen a todas las unidades que pudiesen hasta la zona y se aflojase la presión sobre la ciudad.

1-¿Cuál fue la importancia real de los servicios de inteligencia durante la IIGM?

Los servicios de inteligencia fueron muy importantes durante la guerra en muchos aspectos. A los británicos, por ejemplo, les permitieron localizar multitud de submarinos nazis en el Atlántico. Los americanos, por su parte, pudieron saber gracias a ellos que los japoneses se dirigían a Midway en 1942.

Pero el espionaje fue muy importante también por las cosas que no hizo. Es casi increíble que Hitler invadiese la URSS sin permitir ni autorizar ningún análisis de la capacidad de resistir del Ejército Rojo. Igualmente, los japoneses entraron en guerra sin asumir -como les habían dicho sus espías- que la capacidad de los americanos de generar acero era 20 veces superior a la suya. Así que se puede aprender mucho de las cosas que hicieron, pero también de las que no hicieron.



martes, 19 de abril de 2016

Así era el búnker secreto de Churchill en el que resistió los bombardeos alemanes



La historia cuenta con detalle cómo el búnker secreto del primer ministro Winston Churchill durante los bombardeos alemanes en la Segunda Guerra Mundial se habilitó en la estación de metro de Down Street. Resulta fácil imaginarlo: el estruendo de las bombas y las personas que dirigían el país entre las vías, en la zona más profunda de la estación.

En los primeros meses de la Segunda Guerra Mundial, Churchill decidió que necesitaba una ubicación alternativa para instalar su oficina. Sus despachos en las Salas del Gabinete de Guerra, en el corazón de Whitehall, eran un blanco demasiado obvio para los bombardeos alemanes. Y sus asesores se fijaron en la vieja estación de Down Street. Su profundidad representaba un valioso refugio contra las bombas.



Down Street se convirtió en el escenario subterráneo de las reuniones del Comité de Emergencia de Ferrocarriles, encargado de coordinar las vitales infraestructuras ferroviarias de todo el país durante la guerra. La zona de los andenes y las vías de circulación se dividieron en oficinas y dormitorios, con aseos, duchas y una central telefónica. Las reuniones secretas se celebraban entre el laberinto de túneles.








jueves, 14 de abril de 2016

Ganador concurso "Nazis en la sombra"

Con más retraso del que me hubiese gustado (intentaré que no se vuelve a repetir), ya tenemos ganador del concurso "Nazis en las sombras" en el que, solo por dejar tu comentario, podías optar por conseguir una copia de la obra de Julio B. Mutti.

El concurso lo he realizado a través de la web de sorteos www.alazar.info

Los concursante admitidos han sido:
- Rafael Pardo Macías
- Gica Sabinescu
- José Manuel Palomino Moya
- José María Manuel Pan
- Jake Never





Así pues, el ganador de un ejemplar de "Nazis en las sombras" ha sido...








jueves, 7 de abril de 2016

Madrid dedicará un jardín a la compañía de soldados republicanos que liberó París de los nazis


Corren las últimas horas del 24 de agosto de 1944. El pueblo de París lleva cuatro días sublevado contra la ocupación de las tropas nazis, desorganizadas y en retirada. Los ejércitos aliados se aproximan apresuradamente a la ciudad, conscientes de la importancia simbólica de tomarla. Los americanos aconsejan reordenar las tropas y lanzar un ataque organizado contra las bolsas de resistencia alemana, pero el mando francés teme que Hitler ordene arrasar su preciada capital ante su inevitable pérdida.

En ese momento, una compañía de reconocimiento de la Francia Libre informa de que ha encontrado una vía para entrar en la ciudad sin apenas oposición. Se le ordena hacerlo a toda velocidad y apoyar a los insurrectos: la liberación de París "debe ser francesa", pide el general De Gaulle. Pero no fue así. Se trata de la 9ª compañía de la División Leclerc, La Nueve, que integran casi en su totalidad soldados republicanos españoles exiliados tras la Guerra Civil. Son unos 146 y no solo son los primeros aliados en poner un pie en París, sino que avanzaron por la ciudad hasta tomar su Ayuntamiento.

Casi 72 años después, La Nueve será homenajeada con un parque en Madrid. Recogiendo una petición de las asociaciones de Memoria Histórica, la Junta de Distrito de Ciudad Lineal "se ha adelantado" a la aplicación del plan de la alcaldesa Manuela Carmena para cambiar la denominación de las calles franquistas de la capital y "ha comenzado ya los trámites" para adoptar esta medida, han confirmado a Público fuentes de dicha Junta.




miércoles, 6 de abril de 2016

La Marcha de la Muerte de Bataán

Ante todo disculpad la demora en publicar esta semana, temas laborales me tienen un tanto desbordado, y sé que aún tengo pendiente publicar el ganador del concurso de "Nazis en la sombra" y anunciar alguna nueva sorpresa.

Pero no os preocupéis, dadme un poco de tiempo y retomaré el ritmo normal de publicaciones, ok?



La Marcha de la Muerte de Bataán





Uno de los crímenes de guerra durante la Segunda Guerra Mundial (II Guerra Mundial) fue la Marcha de la Muerte de Bataán, cuando aproximadamente 76.000 prisioneros – entre filipinos y estadounidenses – fueron capturados por los japoneses en la península de Bataán (Filipinas).

A inicios de 1942, en el llamado Teatro del Sudeste Asiático de la Segunda Guerra Mundial, el Imperio japonés avanzaba por el Pacífico. Los nipones habían logrado conquista Malaca, Singapur, las Indias Orientales Holandesas y Birmania.

En Corregidor y Bataán, los estadounidenses, bajo las órdenes del general Douglas MacArthur, resistían junto a soldados filipinos. La situación era desesperada para las fuerzas norteamericanas y filipinas que sufrían constantes bombardeos. Pese a la intención del general de quedarse en la resistencia, recibió la orden directa del entonces presidente Franklin D. Roosevelt de trasladarse a Melbourne (Australia).


viernes, 1 de abril de 2016

Canibalismo en los campos de concentración nazi



Los británicos encerrados en campos de concentración nazis soportaron torturas por parte de la policía secreta del régimen de Hitler (Gestapo) e hicieron frente a un «extendido canibalismo» entre los prisioneros, según unos documentos escondidos cinco décadas.

Los Archivos Nacionales del Reino Unido publicaron hoy 900 solicitudes para recibir ayuda económica que las víctimas británicas de la persecución nazi hicieron llegar al Gobierno del país durante la década de 1960.

Uno de los documentos más llamativos es el Harold Le Druillenec, el único superviviente británico del campo de concentración de Bergen-Belsen, en Baja Sajonia (Alemania), que narró en su petición los horrores que vivió durante los diez meses que pasó bajo el régimen nazi.

«La ley de la jungla reinaba entre los prisioneros: por la noche o matabas o te mataban y por el día el canibalismo se extendía», explicó.

Según sus notas, en Belsen «no había comida, ni agua, y dormir era imposible», mientras que en el campo de Banter Weg (Hamburgo), donde también pasó un tiempo, «la tortura y el castigo» por medio de «golpes, ahogamientos y crucifixiones» era lo normal a todas horas.