lunes, 27 de febrero de 2012

El hijo ilegítimo de Adolf Hitler


Nuevas informaciones apoyan la teoría de que Adolf Hitler tuvo un hijo secreto en 1918 después de un romance con una adolescente francesa, según publica la revista francesa «Le Point».

El pregunto hijo del dictador alemán se llama Jean-Marie Loret y murió en 1985. En su juventud se unió a la Resistencia francesa y luchó contra las fuerzas alemanas. Loret afirmaba en una autobiografía ser hijo de Hitler, un documento muy debatido entre los expertos.

La revista francesa aporta como novedad un análisis de escritos de Hitler con los de Loret [Pincha aquí para ver los documentos]. También que el ejército francés financió a su madre durante la Segunda Guerra Mundial y nombra pinturas aparentemente firmadas por Hitler en el ático de la mujer.

«Le Point» asegura también que Loret intentó en los años 70 demostrar el parentesco, para lo cual contrató a varios expertos: un historiador que visitó su casa de infancia y un investigador de la Universidad de Heidelberg, que comparó muestras de sangre. «Todos llegaron a la misma conclusión: Jean-Marie Loret era probablemente el hijo de Adolf Hitler», publica la revista.

La madre de Loret, Charlotte Lobjoie, tenía 16 años cuando Hitler, que sirvió en Francia durante la Primera Guerra Mundial, tuvo supuestamente un romance con ella en 1917. Según escribe Loret, sus padres se habrían conocido en un campo de heno en Fournes-en-Weppe.

Charlotte Lobjoie siempre se negó a hablar de las circunstancias que rodearon al nacimiento de su hijo y lo dio en adopción en 1934. Solo unas semanas antes de morir habría reconocido la paternidad de Loret.

viernes, 17 de febrero de 2012

Cómo llegaron a Manhattan las consecuencias de la Batalla de Inglaterra

En nuestro habitual recorrido por lo más jugoso de la blogosfera hoy destacamos la curiosa historia de cómo los escombros a los que los bombardeos nazis redujeron la ciudad de Bristol durante la Batalla de Inglaterra en 1940, acabaron convirtiéndose en el suelo de una gran parte de Manhattan.

Según podemos leer en el blog “Rescoldos en la trébede”, esta urbe británica fue una de las más castigadas por la aviación alemana durante el transcurso de la Segunda Guerra Mundial. Esto se debió a que su puerto era el principal punto de comunicación marítima con los Estados Unidos. En él atracaban la la mayor parte de los cargueros norteamericanos que surtían de material armamentístico y productos de primera necesidad al Reino Unido.

En circunstancias habituales, las mercancías que transportan los cargueros funcionan a modo de lastre, necesario para dotar a estos barcos de estabilidad. En un Reino Unido dedicado por completo a la industria bélica, sin ningún tipo de productos que exportar, los mercantes se veían obligados a buscar algo que les sirviese como lastre en su viaje de regreso a Estados Unidos.

La solución a este problema fue emplear los escombros a los que los bombardeos alemanes habían reducido gran parte de los edificios de la ciudad. Una vez que los barcos llegaban al puerto de Nueva York era necesario deshacerse de los cascotes que habían recorrido más de 5.000 kilómetros en las bodegas de los grandes cargueros.

Las autoridades neoyorquinas decidieron emplear todos estos escombros como tierra de saneamiento para la construcción de nuevas zonas residenciales en Manhattan. Así, estos escombros fueron vertidos en la orilla de East River, entre las calles 23 y 34, lo que ahora conforma la Franklin D. Roosevelt Drive.

En 1942, la ciudad de Nueva York erigió un monumento que recordaba el origen de las piedras utilizadas para construir esa zona de la ciudad, que desde entonces es conocida como La Cuenca de Bristol

lunes, 13 de febrero de 2012

Heinrich Severloh "La Bestia de Omaha Beach"

A las 5 de la mañana, un ametrallador alemán empezó a disparar sobre jóvenes americanos en la playa. Nueve horas y 12.000 cartuchos más tarde, seguía disparando.

Cuando los líderes mundiales paseban por el cementerio de guerra estadounidense de Omaha Beach, un hombre que había llevado a docenas de ellos a esas tumbas estaba a cientos de millas de allí, en Alemania.

Pero Hein Severloh cuenta que sus pensamientos siguen absorbidos por los eventos que ocurrieron hace 60 años en Normandía.

Ha estado de nuevo en las playas muchas veces, para rezar sus propias oraciones de soldado para los muertos de ambos bandos.

Pero en este aniversario del Día-D, por primera vez soldados alemanes han sido oficialmente invitados a asitir, aunque él no cree que un hombre con su apodo y pasado sea del todo bienvenido. Hein Severloh se volvió famoso entre los soldados americanos desesperados sobre el más sangriento de los lugares de desembarco de Normandía como "La Bestia de Omaha Beach".

Fue el primero en abrir fuego y el último en terminar, aproximadamente nueve horas después.Manejando su ametralladora barrió a balazos a los americanos, tiñendo la arena y el mar de rojo. Su arma se calentó tanto que quemaba la hierba que había alrededor. Pero él seguía, oleada tras oleada que avanzaban desde los vehículos de desembarco que llegaban a la playa.

"Recuerdo el primero en morir" dice un sr. Severloh de 80 años desde su casa cerca de Hannover "el hombre salió del mar y estaba buscando un sitio donde esconderse. Le apunté al pecho pero el disparo fue alto y el dio en la frente. Vi su caso de acero rodando hacia la orilla y entonces se desplomó. Sabía que estaba muerto...aún sigo soñando con ese muchacho y me pongo enfermo cuando pienso en él ¿qué podía hacer? ellos o yo, eso era lo único que pensaba.

Durante las siguientes nueve horas en el nido de ametraladoras número 62 el cabo severloh sembró la playa con su MG42. Su posición, la número 75 sobre las amplias arenas le daban una visión y una línea de fuego perfectas.

"Éramos 30 hombres", dice, "cada uno con un único pensamiento e la cabeza: ¿saldríamos vivos de allí?"

"Yo no quería estar en esta guerra, no quería estar en Francia y no quería estar disparando con una ametralladora a chavales de mi edad (20 años). Pero ahí estábamos, sirviendo en una guerra que ya estaba perdida y obedeciendo las órdenes de nuestro teniente de abrir fuego tan pronto como el agua les llegara por las rodillas".

Tras haber sobrevivido a una temporada en el frente oriental, Francia eran unas vacaciones para hombres como Hein Severloh. Todo eso terminó con la pálida luz del amanecer en la mañana del 6 de Junio de 1944, cuando los ejércitos americanos invadieron la costa.

El cabo Severloh tenía 12.000 cartuchos "empecé a disparar a las cinco de la mañana" dice "y estaba aún disparando nueve horas más tarde". "No sentía pánico, ni odio, uno hacía lo que tenía que hacer y sabía que ellos, tan cierto como que el infierno existe, te harían lo mismo a ti si tuvieran la oportunidad".

"Al principio los cuerpos estaban a 500 metros, luego a 400, más tarde a 150. Había sangre por todos lados, gritos, muertos y moribundos. El oleaje mecía más cuerpos en la orilla".

"Habían pequeñas pausas, cuando ningún vehículo anfibio llegaba, durante las que podía enfriar mi ametralladora". "Era consciente de que algunos de mis camaradas se habían largado, pero tenía miedo de la terrible perspectiva de entrentarme a la mirada de mi oficial, así que me mantuve en el puesto".

Tras agotar la munición de su ametralladora, Hein Severloh continuó disparando a los soldados que desembarcaban con su rifle reglamentario Kar98k.

"Al final de la tarde me di cuenta de que era la única persona que aún disparaba. Podía ver a los tanques maniobrando en la playa y sabía que no podría contenerlos yo solo"

"Oí la orden del teniente Bernhard Ferking- un buen hombre (una vez castigó a un soldado durante 10 día a regar la hierba que camuflaba los nidos de ametralladoras por no haber ayudado a una anciana francesa con sus bolsas de la compra) y con 32 años ya un veterano, de que debíamos retirarnos"

"Corrí de cráter en cráter tras nuestros complejos de búnkeres. Lo esperé pero nunca llegó. Visité su tumba en Normandía 10 años después. Recibió un disparo en la cabeza de uno de los americanos cuando intentaba alcanzarme. Fui hecho prisionero esa noche. No creo que hubiera sobrevivido si me hubieran capturado en mi puesto."

"Sabían lo que le había hecho a sus compañeros. No creo que esas tropas de vanguardia me hubieran mostrado ninguna piedad".

Alrededor de 2.500 americanos murieron en "Bloody Omaha" antes de aplastar a los defensores alemanes. Se estima que aproximadamente la mitad fueron abatidos por Severloh. De los 30 hombres que componían la guarnición alemana sólo dos sobrevivieron, los cabos Heinrich Severloh de 20 años y Franz Gockel de 18.

EPÍLOGO

Severloh fue enviado como prisionero a EEUU y se le puso a recoger algodón y patatas. En 1946 fue enviado a Inglaterra a construir carreteras y fue liberado y enviado de vuelta a Alemania en 1947 tras una petición de su anciano padre que ya no se podía hacer cargo de la granja familiar Durante su cautiverio no le contó a nadie quién era y sólo lo hizo a su esposa años después de casados.

Trece años después de su vuelta leyó el libro "The Longest Day" y oyó por primera vez el nombre de David Silva, un soldado americano que estuvo en Omaha Beach y sobrevivió, aunque recibió tres balazos (probablemente disparados por Severloh) y quedó gravemente herido.

Desde finales de los 50, David Silva vive en Karlsruhe, Alemania. De vez en cuando, él y Severloh se han visto ahí, y se han hecho buenos amigos. Silva comentó en una entrevista a el "SPIEGEL" que Severloh nunca le ha pedido ser perdonado, aunque Silva lo perdonó de todas formas "Era importante para él", dijo Silva.

jueves, 9 de febrero de 2012

August Landmesser, el hombre que negó el saludo nazi

(Pinchad en la imagen para verla completa)

Hamburgo, 1936. Alemania estaba subyugada por los planes expansionistas de Hitler y sus nuevas amistades con la Italia fascista de Mussolini. En una de las fastuosas puestas de largo del régimen alemán, una multitud de personas se congregaba en Hamburgo para presenciar el estreno de un buque escuela de la marina alemana. Al tiempo que todos levantaban su brazo al unísono para realizar el saludo nazi, uno de los hombres se mantuvo con sus brazos cruzados.

En 2012 y gracias a las últimas tecnologías, la imagen ha dado la vuelta al mundo. Pero no ocurrió hasta 1991 cuando una de sus hijas identificó a este hombre como August Landmesser, un trabajador del astillero de Hamburgo.

Esta semana, la instantánea ha vuelto a resurgir gracias a un blog creado para facilitar las tareas de socorro tras el terremoto de Japón en marzo de 2011 y tras subir la citada imagen a una página de Facebook, donde algunos ya le tienen como un héroe. En el momento de la escritura de este artículo, la imagen fue compartida más de 27.200 veces.

La historia le ha encontrado

Landmesser parecía tener razones muy personales para no realizar el saludo. Si bien se cree que fue miembro del Partido Nazi desde 1931 hasta 1935, fue expulsado del partido después de casarse con una mujer judía, Irma Eckler, de acuerdo con Fasena, una página web educativa sobre el campo de exterminio nazi de Auschwitz.

Después del nacimiento de sus dos hijas, fue enviado a la cárcel por «deshonrar a la raza». De su mujer, se cree que fue detenida por la Gestapo en la prisión de Hamburgo y sus hijas fueron separadas. Una vez que Landmesser salió de prisión en 1941 fue enviado a la guerra, aunque pronto se le declaró como desaparecido en combate y se le dio por muerto, tal y como publica «The Washington Post».

En 1996, una de las hijas del protagonista, Irene, escribió acerca de su aventura familiar en Alemania, con el fin de poder compartir la desgarradora historia de su familia, separada por el régimen nazi. El destino ha querido que, 16 años después, su relato haya recorrido Facebook gracias al hábito de los usuarios de internet de rescatar tesoros históricos.


Vía|ABC

martes, 7 de febrero de 2012

Una frutería de Chiclana despacha a un cliente una granada de mano de la Segunda Guerra Mundial entre un kilo de patatas

Ojo a esta noticia. Hacía tiempo que no me hacía sonreir tanto algopublicado en un periódico.

Seguro que dará que hablar en los próximos Carnavales en la provincia de Cádiz.

Un cliente de una frutería de Chiclana de la Frontera (Cádiz) se ha encontrado este lunes con una sorpresa dentro de su cesta habitual de la compra, al hallar entre el kilo de patatas que le habían despachado una granada de mano que, según los primeros indicios, data de la II Guerra Mundial, ya que los tubérculos procedían de una zona de la frontera entre Francia y Bélgica en la que se libraron numerosas batallas.

Según han informado a Europa Press fuentes de la Guardia Civil, la granada de mano, tipo piña, venía completamente petrificada, por lo que tenía totalmente la apariencia de una patata.

Los primeros indicios apuntan a que el artefacto data de la II Guerra Mundial, debido a que la zona en la que se encuentran los campos de cultivo de donde provenían las patatas había sido el escenario de numerosos enfrentamientos entre 1939 y 1945.

Los hechos ocurrieron en un establecimiento comercial de la calle Huerta del Rosario de la localidad gaditana, por lo que se desplazaron hasta el lugar un equipo de la Guardia Civil, dando aviso a los artificieros de la Armada, que trasladaron hasta sus instalaciones la granada para su estudio.

Vía| El Correo de Andalucía