domingo, 9 de octubre de 2011

Espía leonés al servicio inglés


Fue el 1 de abril de 1939 cuando en España sonaron los últimos bombardeos de la Guerra Civil Española, una contienda que marcó enormemente a un país que quedó totalmente destruido y que, desde ese momento, contó con la figura de Francisco Franco como jefe del Estado. Apenas unos meses más tarde, la ofensiva de Adolf Hitler sobre Polonia provocaba el estallido de la Segunda Guerra Mundial. La España de Franco optó por mantener una postura de aparente neutralidad en este conflicto bélico internacional, en el que se optó por no posicionarse en contra de Alemania e Italia, debido a la afinidad política con estos países y al apoyo recibido por su parte en la guerra española.

En medio de este panorama político internacional, en León se fraguaban los primeros pasos de lo que sería una red de espionaje al servicio de Gran Bretaña. Su núcleo logístico estuvo registrado en diferentes enclaves de la ciudad, donde comenzó la actuación de Lorenzo Sanmiguel Martínez, también conocido con el nombre falso de Juan Martínez Martínez, jefe de esta organización de espionaje.

De antecedentes izquierdistas, ideales comunistas y mala conducta, Lorenzo Sanmiguel regresó a España desde México en 1935, y tras participar como voluntario en el Regimiento de Infantería número 31 de Astorga (León), fue detenido y procesado por sedición, acusado de la distribución de hojas de propaganda subversiva redactadas en el interior del cuartel. Tras el golpe franquista, consiguió escapar y se trasladó a Asturias, donde se ocultó hasta el año 1939.

Fue en ese momento cuando, vestido de mujer, viajó a León para esconderse en el domicilio de sus padres, donde permaneció hasta el año 1941, cuando cruzó clandestinamente la frontera de Portugal para viajar a Lisboa y visitar las Embajadas de Gran Bretaña, México y Cuba e informar de su posición en beneficio de la Causa roja. De nuevo en España, entró en contacto con la Embajada inglesa en Madrid y comenzó a dirigir una red de espionaje en el norte de España.

Contó con 36 agentes y numerosos colaboradores que el jefe de la red reclutaba entre sus familiares y amigos, o bien por recomendaciones. Manejaban información tanto de fuerzas militares, como de enclaves y lugares de interés. Cada agente disponía de una contraseña. La información facilitada incluía distribución de fuerzas, defensa de costas, actos de sabotaje, entre otras muchas materias.

Descubiertos

El 16 de octubre de 1943, un trabajador de la Fábrica de Cañones de Trubia, en Asturias, llamado Libertario García, fue detenido por la Guardia Civil, para quien no había pasado desapercibido el elevado nivel de vida que mantenía. Reconoció que vendía información a un tal Juan Martínez. La investigación llevó a la Guardia Civil a un piso del paseo de la Condesa de Sagasta de León, donde Juan tenía una habitación arrendada.

En el tiroteo que se produjo, Juan Martínez falleció. En su habitación se encontraron armas, dinero, fotografías y planos y una agenda con los nombres de sus 56 colaboradores o agentes. El Consejo de Guerra ordinario se reunió en Oviedo el 16 de marzo de 1944. La sentencia recogió la absolución de doce de los acusados, pero también la pena de muerte para cuatro más y diferentes condenas para el resto. Fue el final del sueño de Lorenzo, que relacionó el triunfo aliado en Europa con la caída de Franco en España.

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