domingo, 4 de julio de 2010

El enigma del Doctor Muerte sigue abierto

El misterio sobre el paradero de Aribert Heim, el criminal nazi más perseguido en Alemania, sigue sin resolverse. La comisión rogatoria (petición de auxilio judicial) enviada a El Cairo en mayo de 2009 por un tribunal de Baden Baden ha recibido como respuesta un silencio atronador. Las autoridades de Egipto no tienen el menor interés en bucear sobre la vida y presunta muerte en su país del Doctor Muerte, médico en los campos de exterminio de Mauthausen, Buchenwald y Sachsenhausen, según aseguran fuentes cercanas a la investigación. Al menos 26 presos españoles pasaron por sus manos.

Los dos agentes enviados a El Cairo el pasado verano por Joachim Schöck, el policía de Stuttgart que dirige la caza del criminal, regresaron contrariados a Alemania. Tomaron el té con sus colegas de la policía secreta egipcia, recibieron un alud de dulces palabras, pero se les impidió tomar declaración a los testigos que durante 30 años convivieron con aquel tipo que por las mañanas trabajaba como médico para esa misma policía y por las tardes hacía fotografías y jugaba al tenis con los niños en la terraza del hotel Kasr el Medina, propiedad de la familia Doma.

Los sabuesos de Schöck y el juez de Baden Baden tenían la esperanza de que las autoridades egipcias remitieran al tribunal alemán las declaraciones tomadas por los agentes secretos al médico que atendió y presenció el supuesto óbito del Doctor Muerte en 1992, a los 78 años, en los brazos de su hijo Rüdiger, de 54, el familiar que hace un año reveló el secreto de uno de los hombres más perseguidos del mundo, pero la esperanza se ha evaporado.

"No hay respuesta, pero es normal en países como Egipto", declaró hace unas semanas la portavoz del tribunal. Los agentes y el juez que dirige la investigación han confesado en privado que la colaboración de las autoridades egipcias es "nula" y que no esperan nada del país que podría acreditar si el capitán de las SS y criminal nazi murió allí, tal y como afirma su hijo. Rüdiger Heim asegura que su padre abandonó su consulta de pediatra en Alemania en 1962, poco después de que se emitiera una orden de detención. Atravesó en automóvil Francia y España, recaló en Barcelona, y llegó a Marruecos. Desde allí entró en Egipto, en 1963, con un visado de turista. Heim no era el primer nazi que se refugiaba en Egipto.

Se convirtió al islam y se hizo llamar Tarek Hussein Farid para ocultar su identidad. "Estuve con él en 1986, 1990 y 1992. Murió el 10 de agosto de 1992. Estaba muy enfermo, padecía un cáncer de recto", declaró su hijo a este periódico poco después de revelar su secreto. Los cazanazis judíos no se creen esta versión.

"Está claro que Heim vivió en Egipto durante años, pero no hay una prueba concluyente de ADN o forense de que muriera allí en 1992. El hijo de Heim mintió en el pasado. No hay ninguna razón para confiar en él", asegura desde Israel Efraim Zuroff, el dirigente de la Operación Última Oportunidad, impulsada por el Centro Simon Wiesenthal para localizar a los últimos criminales nazis que siguen vivos.

La policía egipcia admite que existió Tarek Hussein Farid, pero en sus conversaciones con los agentes de Schöck aseguró que no disponen de documentación que acredite que este era el Carnicero de Mauthausen, el médico que decoraba su despacho con cráneos de sus víctimas. La comisión rogatoria alemana reclama a las autoridades egipcias el documento de identidad oficial que usó el nazi, documentación sobre su muerte y su entierro, así como de sus actividades y lugares de residencia. Hasta ahora no se ha recibido nada.

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