lunes, 31 de mayo de 2010

Wernher von Braun, el padre de la V2


Físico estadounidense de origen alemán. Movido por su interés por los cohetes, se unió a un grupo de investigadores liderados por H. Oberth que, encuadrados en la Sociedad Alemana para el Fomento de la Astronáutica, estudiaban las aplicaciones de la propulsión de reacción.

En sus años de adolescente, von Braun, interesado en los vuelos espaciales, se unió a la sociedad de cohetes alemana Verein für Raumschiffahrt (VfR) en 1929. En 1930 se graduó en ingeniería mecánica en el Instituto Politécnico de Berlín, y dos años más tarde obtuvo su Doctorado en Física por la Universidad de Berlín.

En su búsqueda por desarrollar grandes cohetes, se enroló en el ejército alemán para desarrollar misiles balísticos antes de la llegada de Adolf Hitler al poder en 1933 y fue posteriormente adscrito a las SS en 1940. Mientras realizaba su trabajo para el ejército, von Braun obtuvo un doctorado en ingeniería aeroespacial el 27 de julio de 1934.

El 3 de octubre de 1942 se lanzaba el A2, el primer cohete moderno, dotado de un mecanismo de guía automática. En unos minutos se alejó a una distancia de 190 km del punto de lanzamiento, hasta que se le acabó el combustible, alcanzando una altura máxima de 3.5 km.

Con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, el alto mando alemán le encargó el diseño de un cohete cargado de explosivos con el fin de atacar territorio enemigo. El equipo de ingenieros de von Braun trabajaba en un laboratorio secreto en Peenemünde, en la costa báltica, donde diseñó los modelos A3 y A4. Hitler, entusiasmado por los éxitos obtenidos, ordenó la producción masiva del A4 con el nombre de "Vergeltungswaffe 2" (arma de represalia número 2) o simplemente V2, destinado a atacar Londres y el suelo inglés. Para la producción de estas armas, von Braun empleó trabajadores forzados, muchos de los cuales murieron en un bombardeo posterior en Peenemünde.

La primera vez que se empleó un misil V2 con objetivos militares fue en septiembre de 1944. A partir del 8 de septiembre de 1944, las fuerzas alemanas lanzaron V2 contra las ciudades de los aliados, especialmente Amberes (Bélgica) y Londres (Inglaterra). La ventaja principal de los V2 era que impactaban sin dar señales de alarma (al volar a velocidad supersónica, alcanzaban su objetivo antes de oírse el ruido de su aproximación), por lo que no había un mecanismo de defensa efectivo. Como resultado de esto, los V2 constituían un factor de terror más allá de sus capacidades reales de destrucción, ya que el sistema guía de estos misiles era imperfecto y, por lo tanto, muchos no lograron llegar a su objetivo.

Para el fin de la guerra se habían disparado 1.155 misiles V-2 contra Inglaterra, así como otros 1.625 misiles contra Amberes y otros objetivos continentales. Los expertos militares están de acuerdo en que, de haber comenzado antes la producción en masa de esta arma, o bien de haber empleado los fondos destinados a su investigación y desarrollo, a armamento de carácter más inmediato, el ejército alemán hubiera sido capaz de ganar la guerra.

Acabada la Segunda Guerra Mundial fue llevado a Estados Unidos, donde pasó a trabajar para el ejército de tierra, en el desarrollo de misiles y participó en el diseño de cohetes y estaciones espaciales. En 1955 se nacionalizó estadounidense. Tras el fracaso del proyecto Vanguard de la marina, y ante la ventaja adquirida por los soviéticos en la carrera espacial a raíz del lanzamiento del Sputnik, fue puesto al frente del desarrollo de los cohetes de Estados Unidos.

En 1958, su aplicación del cohete de varias fases Júpiter resultó crucial para colocar en órbita el primer satélite estadounidense, el Explorer. A partir de este momento, Von Braun intervino en la mayoría de los proyectos de la NASA, creó los cohetes Saturno y participó en el proyecto Apolo, que acabaría por llevar al hombre a la Luna.

En 1972, tras un recorte presupuestario de la NASA, dimitió de sus cargos y pasó a la industria privada. Fue siempre un defensor de la utilización de la astronáutica para fines pacíficos, así como también un decidido impulsor de la investigación espacial.

Un historiador asegura que el abuelo de Hitler era también su padre

El profesor e historiador alemán Gerhard Roth no descarta que el abuelo del dictador y criminal de guerra nazi Adolf Hitler fuera también el padre del hombre que desencadenó la Segunda Guerra Mundial.

"Su abuelo carnal fue eventualmente también su padre", afirma Roth en declaraciones que recoge hoy el dominical "Bild am Sonntag", en las que señala que esa especulación es relativamente nueva.

Añade que "al parecer siempre ha habido indicios de incesto en la familia de Hitler. Hitler tuvo una relación traumática con sus orígenes y siempre trató de ocultarlos. Eso formó parte de su psicopatía".

Sin embargo, el biógrafo de Hitler Ian Kershaw considera esa teoría completamente absurda y falta de toda base histórica.

"Esa suposición me resulta completamente nueva y bastante grotesca. No conozco una sola fuente que la respalde", asegura Kershaw en el mismo dominical.

Añade que "es conocido que existe un misterio acerca del abuelo de Hitler por parte paterna. Las dos personas que podrían haberlo sido, Johann Georg Hiedler y Johann Nepomuk Hiedler, fallecieron antes del nacimiento de Adolf Hitler".

Las biografías del dictador nazi coinciden en señalar que el padre de Adolf Hitler fue el funcionario de aduanas Alois Hitler (1837-1903), que nació con el nombre de Alois Schickelgruber.

sábado, 29 de mayo de 2010

Profanan un centenar de tumbas de soldados alemanes en el este de Francia

Un centenar de tumbas de soldados alemanes muertos durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial fueron profanadas en el cementerio de Guebwiller, en el este de Francia, anunció el viernes la prefectura del departamento del Alto Rin (Alsacia).

En total, 95 tumbas de este cementerio franco-alemán fueron deterioradas en la noche del jueves. Los asaltantes destrozaron las cruces de algunas de la tumbas, añadió la prefectura.

En una de las tumbas está inscrita una mención insultante.

Un vecino paseaba a su perro cuando descubrió las tumbas profanadas sobre las 08H00 del viernes, precisó la policía de Guebwiller, encargada de la investigación.

El cementerio de Guebwiller está compuesto por unas 1.238 tumbas de soldados alemanes y alrededor del mismo número de tumbas de soldados franceses.

Durante la Primera Guerra Mundial, habitantes de Alsacia y de Moselle (este) combatieron con el uniforme alemán.

El canal National Geographic ahonda en el misterio de los gemelos de Mengele

El misterio que se esconde tras la existencia en una pequeña aldea brasileña de 50 parejas de gemelos rubios y de ojos azules y su relación con los experimentos genéticos del científico nazi Joseph Mengele centra un documental de National Geographic que se emite mañana a las 21.00 horas en este canal.

"Los gemelos de Mengele", de dos horas de duración, profundiza en los posibles experimentos que "el ángel de la muerte", como fue llamado uno de los más siniestros responsables del régimen nazi, pudo haber desarrollado en el pueblo brasileño en el que se ocultó tras la caída de Hitler en Alemania, según informa el canal de pago en una nota.

La producción reúne testimonios de periodistas que han investigado el fenómeno de los gemelos, de un agente israelí y de ancianos del poblado que aseguran que conocieron a Mengele y han aportado fotografías antiguas en las que se ve a niños de la aldea con banderas nazis.

Además, los responsables del documental han desarrollado su propia investigación en colaboración con científicas brasileñas y recopilado muestras e información de todas las madres de la aldea.

Los análisis han sido analizados posteriormente por un experto en genética para determinar si las mujeres pudieron ser sometidas a algún tratamiento que propiciara que tuvieran gemelos con unas determinadas características, en este caso con los estándares físicos de la raza aria.

Según National Geographic, la investigación aporta "la muestra irrefutable" de la intervención de Mengele sobre las mujeres de la aldea.

viernes, 28 de mayo de 2010

La Guerra llevaba a los latinos incluso al oriente lejano de Rusia

La victoria en la Segunda Guerra Mundial fue fruto de un esfuerzo común de varias naciones. El destino de un veterano estadounidense de origen latino lo trasladó a miles de kilómetros de su casa. Exactamente al Oriente Lejano de Rusia.

Es la historia de Osvaldo Díaz Espada. En diciembre de 1944, mientras arreciaba un duro invierno y se aproximaba un cielo cubierto de gloria, las tropas del Ejército Rojo de la Unión Soviética luchaban por liberar al mundo de la garra nazi. A medida que el avance de los hombres del gran mariscal Zhúkov hacían gala de valor y arrojo en los campos de batalla, en el área del Pacífico se vivía otra escena más del conflicto mundial. Los buques de la armada estadounidense luchaban desesperadamente por la supremacía del océano ante Japón, aliado del eje contrario que constituía un serio peligro por tierra y mar.

En aquel entonces Osvaldo era sargento mayor de la armada de Estados Unidos. La guerra llevó a los buques estadounidenses, ausentes y desprotegidos de la escolta apropiada, a la península rusa de Kamchatka. Eran convoyes que traían combustible, provisiones y refuerzos para apoyar en la lucha.

Testigo del tremendo esfuerzo del pueblo soviético para sostener la maquinaria bélica del Ejército Rojo fue Espada, quien tuvo que luchar por su rango y por el escalafón racista de una armada estadounidense que no permitía a latinos, ni negros lograr un rango de oficial.

Cuando hoy Espada mira sus medallas, reconoce con nostalgia, la valentía de aquellos extraños soldados soviéticos que incluso no tenía una vestimenta adecentada, pero parecían leones, por su fiereza en el combate.

Y aunque poco después, el buque que llevaba a bordo al sargento Espada tuvo que zarpar hacia el sur del Pacífico, este y otros recuerdos son el testimonio de una lucha que no se puede olvidar por su enorme proporción y consecuencias. El sargento Espada continúa su vida entre los retratos y las fotografías pero no sin antes olvidarse de la lucha de ese pasado honorable, de la lucha y el combate de tradición naval, y probablemente de esa lucha que nunca más se olvidará: la Segunda Guerra Mundial.

jueves, 27 de mayo de 2010

Si yo fuera rico...

La casa de subastas Alexander Autograph iniciará un subasta los próximos días 3 y 4 de junio de este año entre cuyos lotes se encuentran diversos artículos relacionados con la Segunda Guerra Mundial.

Pero qué objetos! A continuación os muestro solo un par de las joyas que se subastarán.

Lo dicho: si yo fuera rico...

1.- El casco de General (con sus 4 estrellitas) de un tal Dwight E. Eisenhower.
Precio estimado: 20.000$ - 30.000$

2.- Cartuchera de pecho firmada por el General George S. Patton.
Precio estimado: 4.000$ - 6.000$


Y así decenas de objetos igualmente interesantes. ¿Alguien se anima a pujar por algún lote?

Veteranos de la II Guerra Mundial conmemoran el rescate de Dunquerque

Más de medio centenar de barcos con veteranos de la Segunda Guerra Mundial como ocupantes salieron hoy de la costa sur del Reino Unido con destino a la ciudad de Dunquerque (al norte de Francia) donde hace 70 años la flota británica evacuó a alrededor de 338.000 soldados.

La flota conocida como "Little Ships" (Barcos Pequeños), porque muchos de ellos eran barcos de pescadores o de recreo llamados a filas para la misión, atravesará el Canal de la Mancha en una travesía de unas ocho horas en la que les acompañará la fragata real "HMS Monmouth".

Los barcos, que partieron a las 06.00 GMT desde Ramsgate, fueron despedidos entre ovaciones por la multitud que acudió a ver la salida.

Entre los ocupantes de los navíos se encuentran ex combatientes de la Segunda Guerra Mundial acompañados por sus familias y por la Royal Choral Society británica, compuesta por 200 voces, que amenizará la travesía.

En las costas francesas está prevista una ceremonia para conmemorar la histórica misión de rescate y en la que, además de guardar un minuto de silencio, los asistentes lanzarán pétalos de rosa y soltarán palomas blancas como símbolo de paz, y un corneta hará el "toque de retreta", una llamada militar que se usaba para marchar en retirada.

La evacuación de Durquerque, que llevó el nombre de "Operación Dinamo", hizo posible el rescate de más de 338.000 soldados entre el 27 de mayo y el 4 de junio de 1940.

El rápido avance del ejército alemán a través de Holanda, Bélgica, Luxemburgo y Francia dejó a medio millón de soldados franceses y británicos atrapados en Durquerque, donde permanecían hambrientos y exhaustos.

El rescate fue llevado a cabo por la marina real británica, que incluyó buques y barcos de todos los tamaños.

Descrita como "el milagro de la liberación" por el que fuera primer ministro británico durante la Segunda Guerra Mundial, Winston Churchill, la hazaña dio lugar a la frase "espíritu de Dunquerque", que se ha convertido en un emblema de la determinación y el coraje de los británicos por hacer frente a la adversidad.

Unas 9.000 personas evacuadas tras hallarse una bomba de la II Guerra Mundial

El hallazgo de una bomba aérea de la Segunda Guerra Mundial, de unos 500 kilos de peso, obligó esta noche a la evacuación de unas 9.000 personas en un distrito del sur de Berlín.

Pasada la medianoche, un equipo de artificieros de la policía logró desactivar la bomba de fabricación estadounidense, que fue descubierta por los trabajadores de unas obras de canalización en el distrito de Zehlendorf.

El hallazgo obligó a evacuar durante más de seis horas y en un radio de 500 metros todos los edificios, cuyos habitantes fueron acogidos por otros vecinos, amigos y familiares, aunque un millar de ellos fueron atendidos en un centro montado provisionalmente.

Los artificieros de Berlín recogen y desactivan anualmente entre 25 y 40 toneladas de bombas, granadas y otra munición de la Segunda Guerra Mundial que quedó enterrada en el subsuelo de la ciudad tras la contienda.

El Senado de Berlín supone que en el subsuelo de la capital alemana hay enterradas aún unas 3.000 bombas aéreas de más de 250 kilos cada una.

Nota: Es increible la cantidad de artefactos de este tipo que están saliendo a la luz en lso últimos tiempos.

Se presenta en Madrid la Fundación Violeta Friedman

Violeta Friedman era una mujer judía de Hungría que en 1944 fue deportada, teniendo sólo 14 años, con toda su familia al campo de exterminio nazi de Auschwitz – Birkenau. Al terminar la II Guerra Mundial sólo habían sobrevivido, milagrosamente, ella y su hermana.

Tras años de tratar de olvidar su terrible experiencia se convirtió en una activista contra los movimientos nazis y el antisemitismo en su madurez, tras ver en televisión como un general de las SS condenado a muerte en Bélgica, León Degrelle, vivía cómodamente en España y negaba la existencia de los campos de exterminio y de las cámaras de gas.

Tras una larga serie de pleitos contra el nazi, el Tribunal Constitucional falló a favor de la demandante y condenó a Degrelle por “atentar contra la dignidad del pueblo judío” y preludiando la legislación posterior contra delitos como el racismo, la xenofobia o el antisemitismo.

Un acto muy emotivo

En varias ocasiones los distintos oradores, amigos de Violeta Friedman como Esteban Ibarra, presidente del Movimiento contra la Intolerancia; la periodista Aurora Minguez; el abogado Jorge Trías Sagnier (que fue el que desinteresadamente llevó los juicios contra Degrelle); o su propia hija, Patricia Weisz Friedman, que es además la Presidenta de la nueva fundación.

La sala, un amplio espacio de la sede área de Gobierno de Familia y Asuntos Sociales del Ayuntamiento de Madrid, cuya Delegada, Concepción Dancausa, también participó en el acto, estaba completamente abarrotada y no pocos tuvieron que asistir desde el exterior.

La Fundación anunció, por boca de su Gerente, Antonio Mingo, los tres grandes objetivos que se va a plantear: que la negación del Holocausto sea considerada delito, desarrollar programas de sensibilización de los jóvenes frente al antisemitismo y las ideologías totalitarias; y que se cree en Madrid una Casa del Holocausto que sirva para, en palabras de la propia Violeta, “no olvidar lo inolvidable”.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Stalin frenó dos planes para asesinar a Hitler en su búnker

El dictador soviético Josef Stalin bloqueo dos planes para asesinar a Adolf Hitler durante la Segunda Guerra Mundial ante el temor de que el sucesor del líder nazi firmara una paz con los aliados occidentales, según ha revelado un general ruso. Los planes para matar a Hitler en su búnker en 1943 y en 1944 iban a ser encargados a un asesino que se había ganado la confianza del lider nazi, precisó el general Anatoly Kulikov durante una conferencia.

"El plan de asesinar a Hitler en su búnker fue desarrollado pero súbitamente fue cancelado por Stalin en 1943, ya que temía que su Reino Unido y Estados Unidos pudiesen cerrar un tratado de paz por separado", ha declarado. El compló fue de nuevo puesto en marcha en 1944. "Un detallado plan de asesinato fue preparado, pero Stalin volvió a cancelarlo", ha subrayado Kulikov.

Hitler se suicidó el 30 de abril de 1945, cuando las tropas soviéticas cercaron Berlín, lo que supuso el final de la guerra en Europa y la llegada de la llamada Guerra Fría entre la Unión Soviética y Occidente. Aproximadamente 27 millones de soviéticos falledieron entre 1941 y 1945 durante la guerra contra la Alemania nazi. Kulkov fue ministro del Interior de Rusia de 1995 a 1998 con el presidente Boris Yeltsin. Durante la conferencia ha añadido que el Club de Dirigentes Militares, que el propio Kulikov encabeza, incluirá detalles sobre los intentos de asesinato de Hitler durante un libro de próxima aparición sobre la Segunda Guerra Mundial.

El Vaticano abrirá sus archivos sobre la II Guerra Mundial en seis años

El cardenal encargado de la Unidad Cristiana en el Vaticano, Walter Kasper, ha prometido que la Santa Sede va a hacer públicos todos los archivos vaticanos sobre la Segunda Guerra Mundial, cuando la Iglesia fue acusada de no haber hecho lo suficiente en defensa de los judíos, para labores de investigación, según publica 'The Times'. "No tenemos nada que esconder y no tenemos miedo a la verdad".

El responsable eclesiástico ha aclarado que Israel sin la Iglesia estaba en peligro de convertirse en "demasiado particular y restrictivo", pero la Iglesia sin Israel podría haber perdido "parte de su desarrollo histórico y convertirse en gnóstica". "El Judaísmo y el Cristianismo se necesitan mutuamente y aún más, dependen uno del otro", ha asegurado.

Kartes explicó que los archivos de Pío XII estarán abiertos en menos de seis años. , es decir, hasta 1939, cuando el futuro Pío XII era su secretario.

"El material que ya está accesible prueba que Pío XII no fue en ningún momento el 'Papa de Hitler'. Al contrario, él fue uno de los colaboradores más cercanos a Pío XI durante la redacción de una encíclica en 1937 que supuso una ferviente condena del Vaticano a la ideología racosta nazi", ha añadido Karper.

"Estamos trabajando para preparar el acceso a todos los archivos del Pontificado de Pío XII, pero el registro de millones de documentos de una forma profesional necesita tiempo, por lo que no estará listo hasta dentro de cinco o seis años. Después de esa fecha, el acceso a investigadores estará garantizado".
Relaciones judiocristianas

El cardenal hizo esta promesa en una conferencia en la Universidad de Liverpool que versaba sobre , el papado de Pío XII, al que algunos autores ingleses llegaron a calificar como 'El Papa de Hitler'.

Karper describió el asesinato organizado de seis millones de judíos europeos como "el punto más bajo" en la historia del antisemitismo. Sin embargo, insistió en que porque "tuvo unas claras características anticristianas".

"Algunas teologías cristianas antijudías con siglos de antiguedad contribuyeron a expandir una antipatía por los judíos, de tal forma que una motivación ideológica y racialmente antisemita pudo imponerse frente a la resistencia contra la brutalidad inhumana, que no alcanzó la amplitud y claridad que se debería haberse esperado".

Sin embargo, el cardenal defendió la gestión de Pío XII asegurando que "en octubre de 1943, el Papa ordenó el asilo en iglesias, conventos y casas católicas de judíos. Según los estimaciones oficiales, unos 4.500 judíos fueron escondidos".

martes, 25 de mayo de 2010

Muestran en Berlín las grandes cintas de propaganda nazi

El nuevo centro alemán Topografía del Terror, dedicado a mostrar la represión y los crímenes del Nazismo (1933-45), muestra desde esta semana las grandes películas propagandísticas del régimen del dictador Adolf Hitler.

Con el cine, el Nazismo buscaba movilizar a las masas, justificar el Holocausto y animar a los alemanes a continuar en el frente y no tirar la toalla, recordó DPA.

La primeras cintas, "Deutschland erwache" (Alemania despierta) y "Gestern und Heute" (Ayer y hoy), se exhibirán este mismo jueves, informaron los organizadores.
Después, el museo y centro de documental, que fue inaugurado a principios de este mes en Berlín, mostrará semanalmente una película, como "Triumph des Willens" (1934/35) (Triunfo de la voluntad), de Leni Riefenstahl o "Ich klage an" (1941) (Denuncio), de Wolfgang Liebeneiner. El último documental será "Kolberg"(1945), de Veit Harlan el 15 de julio.

El museo está ubicado en el Palacio Prinz-Albrecht, en pleno corazón berlinés, que durante el régimen de Adolf Hitler fue sede central de sede central de las SS y la Gestapo, las organizaciones parapoliciales de los nazis.

El edificio albergaba la Oficina de Seguridad del Reich (RSHA), como se llamaba oficialmente. Allí se organizó la persecución de los opositores al régimen y se planificó el Holocausto.

La inauguración del monumento coincidió con el 65 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial y la caída del régimen nazi, el 8 de mayo de 1945. Es la primera vez que Berlín tiene un centro de la memoria dedicado a documentar sistemáticamente la represión estatal.

El «Barco de la Paz» atracará mañana en el muelle de Trasatlánticos

A las 7 horas de mañana está prevista la llegada al muelle de Trasatlánticos (Galicia) del Peace of Boat , el crucero Oceanic que trae a bordo a diez supervivientes del desastre nuclear de Hiroshima y Nagasaki en la Segunda Guerra Mundial.

El crucero, base de la oenegé japonesa del mismo nombre, realiza su vuelta al mundo número 69 dentro de la campaña que la entidad viene desarrollando a favor de la concordia y en contra del rearme nuclear.

De manera previa, Mundo sin Guerras ha programado para esta tarde, a las 18 horas en A Fábrica de Oleiros, el encuentro Alcaldes por la Paz, proyecto impulsado por el regidor de Hiroshima para adherir a mandatarios de todo el mundo. A las 20.30 horas se proyectará el documental de la Marcha Mundial por la Paz, que movilizó a miles de personas.

lunes, 24 de mayo de 2010

Los túneles secretos de Franco y Hitler

Los estrategas militares de la larga posguerra española acometieron a partir de los años cuarenta la obra subterránea más ambiciosa que se conoce del sistema defensivo de Canarias. Bajo las laderas que rodean el cauce del barranco de Tamaraceite en su camino hacia el Auditorio horadaron un laberinto de túneles que alcanza una superficie de 7.304 metros cuadrados.

A partir del año 2006 comenzó el proceso de desmilitarización de los 168.500 metros cuadrados del llamado cuartel Manuel Lois, y es ahora por primera vez cuando un periódico accede a los planos originales de la potente infraestructura. El espacio creado para la guerra se convertirá en un área sociocultural que reforzará la candidatura de Las Palmas de Gran Canaria a la Capitalidad Europea en 2016.

El equipo de arquitectos integrado por Beatriz Ruiz de la Torre, David Martell Sosa y José Manuel Cruz, responsable de la primera fase de rehabilitación de las zonas de edificación, aún trabaja en desentrañar los secretos de los planos de la Dirección de Construcciones e Industrias Navales Militares. El papel (el primero de los proyectos data de 1944) y la constatación física acaban de entrada con una de las leyendas urbanas: ninguno de los túneles llega hasta el mar ni conecta con la Base Naval. Frente a la fábula, la realidad: el laberinto sólo se puede descifrar con los proyectos en la mano, y su funcionalidad esconde los secretos constructivos desplegados en Europa a partir de la I Guerra Mundial, y que alcanzan su máximo apogeo a partir de la II Guerra Mundial y con la posterior Guerra Fría con ejemplos como la Línea Maginot (desde Bélgica hasta Suiza haciendo frontera con Alemania) o el mismo Gibraltar.

Los casi 8.000 metros cuadrados de túneles escondían en sus entrañas una central eléctrica, un almacén de torpedos, un polvorín doble, dos polvorines simples, un almacén de artificios y un almacén de minas. Los pasillos hormigonados permiten, en algunos casos, la circulación de camiones que descargan en muelles hasta los que llegan los raíles de las vagonetas.

La carga tenía como destino enormes salas (12 metros de ancho por 48 de largo, y 10 de altura) de almacenamiento, con un modelo de puente-grúa para la colocación de los proyectiles. Unas seis décadas después de la finalización de la construcción del complejo bélico, las puertas acorazadas con giro de cremallera se mantienen firmes frente a los actos vandálicos, y la estructura de los túneles y las grandes cámaras resisten el paso del tiempo.

Los expertos subrayan "una singularidad espacial que permite, tras la desaparición del uso inicial, transformaciones para otros fines". El objetivo, tras su desmilitarización, es adaptarlos para la creación, desde proyectos audiovisuales, instalaciones artísticas, exposiciones o propuestas musicales. La huella bélica impregna unos corredores en los que destacan, sobre todo, unas rejillas de ventilación que tienen sus puntos de aire en las laderas del Barranco.

Una mirada a las montañas permite apreciar los emboquillados de los respiraderos que alimentan con bocanadas de oxígeno el subsuelo. La red de túneles mantiene una temperatura permanente de 15 grados, un bioclima obtenido no sólo por el cobijo de las entrañas de la Tierra, sino también por el laborioso sistema de ventilación natural. La opción cambiará a forzada, con medios mecánicos, en los espacios en los que transitan camiones.

La construcción más atractiva se concentra en el túnel que los ingenieros llamaron en 1946 Polvorín Subterráneo para Artificios. Su recorrido interior no permite conocer su singularidad, a no ser que el guía tenga un conocimiento previo de la forma. Una vez que se despliega el plano se identifica una fisonomía en H, determinada por cuatros casetas, también denominadas celdas, que tenían por finalidad permitir la manipulación aislada de explosivos. Las cuatro habitaciones son, aparentemente, independientes, y están construidas en madera, levantadas del suelo del túnel y separadas de los laterales para evitar la humedad. Para un indocumentado en la materia podrían pasar por estancias que, a la manera de un búnker, servirían para esconder a personas.

Pero el polvorín de la zona D2, con 700 metros cuadrados entre sus dos bocas de entrada y las cuatro cámaras, aún esconde otro secreto. Las cuatro habitaciones están comunicadas entre ellas por unos pasillos en forma de X, que en su punto de unión tiene una chimenea de ventilación que atraviesa la montaña en vertical y acaba en un respiradero con techo circular que finaliza en punta. La enigmática forma asomando en la montaña es visible desde el fondo del barranco, al lado de una típica garita para los soldados.

El tubo de ventilación, horadado de arriba a abajo, y desarrollado con un estudio al milímetro para conectar con el punto exacto del subsuelo, permite conocer en su trayectoria las técnicas para evitar los efectos de un hipotético ataque al polvorín. En este sentido, nada más descriptivo que un enorme bloque de hormigón macizo anclado al terreno y a la estructura de la chimenea, cuya misión es contener los efectos de la onda expansiva.

El carácter defensivo reaparece en el denominado almacén de torpedos, en el sector K1, donde el túnel de entrada sufre una modificación de trazado que tiene por objetivo burlar un ataque a través del emboquillado de la fortificación.

Tras visitar el túnel D1, con una cámara para minas de 2.470 metros cuadrados, la pregunta es cuánto costó la infraestructura levantada por la Armada para su Infantería, y la segunda es por qué adquirió una dimensión tan grande. En relación al presupuesto, su larga duración demuestra que no fue fácil para la precaria industria militar española de posguerra afrontar el pago de materiales y de jornales de trabajadores. Un experto en edificación de túneles calcula que en los años cuarenta los casi 8.000 metros cuadrados llegaron a unos 30 millones de pesetas en hormigón, mano de obra y maquinaria, es decir, unas 2.000 millones de pesetas de las de hace poco (12 millones de euros).

El gasto no deja de ser llamativo en un periodo en que Canarias estaba sumergida en las carencias de la autarquía económica, con desabastecimientos básicos por su posición comprometida entre los dos bloques de la Segunda Guerra Mundial. Mientras ello ocurría, en pleno Mando Económico de García Escámez, los estrategas de Franco arañaban titánicamente el interior de las montañas del final del barranco de Tamaraceite (para los ingenieros militares, de Guanarteme). Para la excavación, la época ya permitía el uso de algún tipo de máquina, mientras que la sujeción de las paredes laterales y de los techos podía hacerse con técnicas, entre otras, como la del encofrado deslizante. Un artilugio de madera que sostiene el hormigón inyectado hasta que fragua. Una vez obtenido el secado, se vuelve a rodar el encofrado para avanzar en el afianzamiento de la estructura. Hoy día este tipo de operaciones se solventa con la utilización de un material que se adhiere a la roca y que por su solidez descarta desprendimientos futuros.

En el A1, con una cámara de 260 metros cuadrados, queda la arqueología industrial más visible. Se trata de un generador de luz, quizás el motor reciclado de un submarino, que daba luz a los habitantes del cuartel Manuel Lois, que en los años setenta pudieron llegar a unos 1.000 con motivo de la fase crítica de la Marcha Verde de Marruecos sobre el Sahara. De allí retornaron unos barracones que el proyecto de rehabilitación tiene previsto utilizar, y que fueron construidos para soportar altas temperaturas y a los que se les dará una misión de paz y de creación cultural. Más abajo, el pozo de agua de Los Martinón, uno de los más antiguos de Gran Canaria, y cerca de los respiraderos de los túneles los huecos de las Cuevas del Rey, asentamientos prehispánicos protegidos de gran valor arqueológico, y más allá, en las laderas, los cambios de tonalidad de un territorio que informan del pasado geológico de la isla de Gran Canaria.

La leyenda llama a esta geografía que fue ocupada a lo grande por los militares. ¿Quisieron alcanzar el mar, o al menos aproximarse lo más posible? No estaban lejos, y un drenaje del barranco hubiese permitido una subida de la marea. ¿Participó una mano de obra cualificada extranjera en la realización de los túneles y en su equipamiento? Tampoco hay constancia de ello en la documentación oficial. Juan José Díaz Benítez, doctor en Historia por la ULPGC, y gran conocedor de la etapa militar de la Isla durante la Segunda Guerra Mundial, destaca que ni del Instituto de Historia y Cultura Naval, ni del Archivo de la Administración General de Alcalá de Henares, se puede cotejar una participación de ingenieros del Tercer Reich alemán en la construcción. De igual manera, se refiere a la presencia, como se ha llegado a decir, de técnicos de la Krupp. "No hay nada al respecto. Los ingenieros españoles ya tenían experiencia en este tipo de infraestructuras, y de los Krupp sólo hay señales en dos baterías, en Mesas de San Juan y Melenara, y sólo en lo que se refiere al armamento", subraya.

CRMH homenajea a gallegos que liberaron París en la Segunda Guerra Mundial

La Comisión por la Recuperación de la Memoria Histórica (CRMH) de A Coruña rendirá hoy homenaje a los gallegos que participaron con el general francés Leclerc en la liberación de París de la ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial.

Según explicó el secretario de la CRMH de A Coruña, Fernando Souto, en rueda de prensa, los actos girarán en torno a la figura de Ángel Rodríguez Leira, más conocido como "Cariño López"; el coruñés Víctor Lantes y otros integrantes de la Novena División "que lucharon para que hoy seamos más libres".

Los actos comenzarán esta tarde en el Círculo de Artesanos de A Coruña con una conferencia sobre estas figuras en la que participará el profesor de Historia Contemporánea Española en la Universidad de París, Robert Coale.

Continuarán, en la jornada de mañana, con una recepción institucional a los familiares en el Ayuntamiento coruñés de Cariño; el descubrimiento de una placa de homenaje en el paseo marítimo de la localidad; una comida de confraternización y una nueva conferencia del profesor Coale, informaron desde la CRMH.

El propio profesor Coale, que también participó en la rueda de prensa de esta mañana en la Casa Museo Casares Quiroga, adelantó que está preparando un libro en el que estudiará con más detalles cómo llegaron los españoles a esta División, como era su vida diaria, por qué se designó a Leclerc para dirigirlos, que pasó después con ellos y por qué algunos de ellos no volvieron.

Por su parte, el presidente de la CRMH, Manuel Monge, recordó que la Novena División figura entre las 112 peticiones para designar nuevas calles en la ciudad que planteó la CRMH.

Los nazis que se ocultaron en Cantabria

En la novela de Abel Basti se relata como el Führer no se suicidó en 1945, sino que huyó a Argentina previo paso por España y tras descansar unos días en Somo.

Al margen de esta discutida tesis, lo cierto es que la 'Abwher' (organización militar de espionaje alemán) desplegó en Santander, al igual que en otras ciudades de España, una red de agentes constatada por documentos oficiales de la época y testimonios de familiares de los protagonistas, a los que ha tenido acceso este periódico. La 'Abwher', incluso, abrió en la capital cántabra delegaciones de la 'Kriegsorganitation-Spanien' (KOSP) y la 'Sicherheitsdienst' (SD), las dos ramificaciones españolas de espionaje nazi.

Al acabar el conflicto, los Aliados entregaron a Franco una lista con los 104 agentes nazis que aún se ocultaban en España. Tenían que ser deportados para juzgarlos. Sus nombres se encuentran microfilmados en la documentación diplomática y militar guardada en los archivos nacionales de Washington. Y esta red de espionaje fue confirmada en un interrogatorio realizado en Berlín al agente alemán Walther Giere, en octubre de 1945. De los 104 nazis, dos vivían en Cantabria: Kurt Bormann y Reinhard Spitzy.

«No escondo que mi padre era simpatizante nazi, pero no creo que fuera un espía. Siempre queda la duda, pero nunca vi nada raro en casa ni, con el paso del tiempo, me lo contó». Quien habla es Ruth Bormann Kriegel, hija de Kurt Bormann, a quien los Aliados señalaron como «Miembro destacado de la Gestapo y del partido nazi. Utilizó su empresa como tapadera para actividades del espionaje y participó activamente en el suministro de pasaportes falsos a alemanes perseguidos».

Ruth sigue viviendo en Santander, donde su padre falleció en 1985, a los ochenta años. Su casa ya no está en la calle Perines, donde llegó su familia en 1932, sino cerca del Sardinero. Allí guarda todavía una pitillera de plata que demuestra el paso de su padre por la sección de oficiales de la Legión Condor, que luchó en la Guerra Civil junto al ejército de Franco. En ella está grabado: 'Die Offiziere der. F. A. 88. Mai 1937'.

Las Olimpiadas de Berlín

Como relató su hija a este periódico, Bormann trabajaba en Santander en su propia empresa de artes gráficas. En 1936, junto con su mujer, Carmen, y sus hijos, decidió viajar a Berlín para asistir a las Olimpiadas. Entonces había una línea marítima regular Santander-Hamburgo, que cubría el buque Orinoco. «El capitán del barco nos reunió cuando estábamos a mitad de camino y nos dijo que había estallado la Guerra Civil en España y que no podríamos regresar», recuerda Ruth.

Alojados en casas de familiares y amigos y sin trabajo, Bormann leyó un día en la prensa un anuncio en el que se buscaban traductores de alemán y español. «Allí les dijeron que pasarían a formar parte de la Legión Condor. 'El que no quiera que dé un paso atrás', les pidieron. Nadie lo hizo. Y no volvimos a ver a mi padre hasta que acabó la guerra en España», explica la hija de Bormann. Fue el 6 de junio de 1939, cuando los supervivientes de la Legión Condor desfilaron triunfantes en Berlín. Delante de la Puerta de Brandeburgo, y escoltados por decenas de estandartes con la esvástica, los más de 6.000 soldados saludaron con el brazo en alto a Adolf Hitler. Faltaban tres meses para que las tropas alemanas cruzaran la frontera de Polonia y comenzara la II Guerra Mundial.

Los Bormann regresaron a Santander en diciembre de ese año y allí tuvieron una «vida normal». «Ni había reuniones secretas ni cosas raras. Mi padre era un empresario responsable, quería mucho a su familia y en verano íbamos todos juntos de vacaciones a Picos de Europa. Todo muy normal», insiste Ruth. Lo único que ella recuerda es que su padre sí se relacionaba con los alemanes que vivían en la zona, todos ellos miembros de la comunidad nazi cántabra, como Juan Rohe -«por edad y prestigio, el líder de ellos»-, Diersen -propietario del Vivarium de El Sardinero, derribado en 1981- y Beseler.

Espía o no, al acabar el conflicto los Aliados le señalaron como un «alto cargo de la Gestapo», y bloquearon todas sus cuentas bancarias. Kurt Bormann decidió desaparecer. «Se escondió en los Picos de Europa un tiempo y luego se fue en un camión a Madrid. Allí consiguió unos pasaportes falsos, de nacionalidad lituana, y gracias a ellos pudimos ir en barco desde Barcelona a Canarias, y de allí, a Venezuela», señala Ruth.

Alrededor de 1954, Bormann regresó a Santander, donde siguió viviendo y trabajando hasta que falleció en septiembre de 1985.

La historia de Reinhard Spitzy, 'el pasiego', como le conocían en su refugio de Santillana del Mar, podría valer como guión de una película. Aviador y diplomático, hijo del médico personal del emperador austriaco, llegó a ser oficial de las Waffen-SS (cuerpo de élite del ejército alemán) y secretario personal del ministro de Asuntos Exteriores nazi, Von Ribbentrop. Fue un nazi convencido y admirador de Hitler, a quien trató personalmente. Colaboró activamente con Canaris y Schellenberg, jefes del espionaje alemán, haciéndose pasar por ejecutivo de la empresa Skoda en Madrid para pasar información a Berlín.

'Spitzy, el pasiego'

El verano de 1944, este agente de la 'Abwher' y su esposa, María von Poser-Schmidtmann, se trasladaron a su nueva casa de Santillana del Mar, el Palacio de las Arenas. Pocos días después su vida cambió. En Berlín, Von Stauffenberg intentó matar a Hitler con una bomba mientras mantenía una reunión con los altos mandos del Estado en su bunker de la 'guarida del lobo'. Pero falló y, entonces, comenzó una caza de conspiradores. Algunos culpables y otros inocentes. Spitzy era de los segundos, pero su nombre fue incluido en la lista.

Como relata el investigador José María Irujo en su libro 'La lista negra', dos agentes de la Gestapo se presentaron en Santillana y preguntaron por el falso directivo de la Skoda. «Mi esposa me llamó y me dijo 'en el salón hay un señor con el pelo muy corto que pregunta por tí. Le acompañan dos hombres con abrigos de cuero negro'. Estaba claro que eran de la Gestapo. El hombre del pelo corto me saludó y aseguró que tenía una orden de Berlín para que les acompañara a Alemania. Dijo que tenían preparado un avión especial y que era importante». Spitzy reaccionó: «Tengo una misión especial aquí y hasta que no termine y reciba órdenes no puedo dejar mi puesto. Dígame usted la clave secreta de mis superiores y les acompañaré». Ninguno de los tres miembros de la Gestapo supo responder. Se dieron la vuelta y se marcharon en su coche.

Spitzy consiguió esquivar un más que posible fusilamiento en Berlín, pero en ese momento supo que tenía que cambiar de vida para evitar ser secuestrado. La familia abandonó su casa y se trasladó a la del párroco de la localidad mientras terminaban de restaurar su nuevo hogar, el Palacio de Iñigo López de Mendoza, también en Santillana. Además, creó un taller de restauración de muebles en Cabezón de la Sal. Lo hizo junto a su socio Jesús González Junco, activo falangista, y lo bautizaron como Talleres Montañeses.

«Me llamaban 'Spitzy, el pasiego' por lo vivo que era. Iba por los pueblos y compraba magníficas puertas antiguas que luego restaurábamos y vendíamos», recuerda.

Su retiro como ebanista sólo se vio perturbado cuando recibió un telegrama de su jefe de la 'Abwher', en abril de 1945, en el que le pedía que fuese a la embajada inglesa en Madrid y ofreciera una tregua parcial. «Lo pensé y lo medité. Decidí que no tenía sentido. Era muy arriesgado. Tenía asumido que mi misión en España había acabado».

El joven y decidido capitán de las SS era ahora un barbudo ebanista en Santillana del Mar. Pero los Aliados no estaban dispuestos a olvidar. Y su nombre fue incluido en la lista de los 104 exigidos a Franco.

En marzo de 1946 llegó un telegrama de un amigo de Madrid. Spitzy lo leyó en voz alta: «La tía está enferma». Era el aviso para que desapareciera de inmediato. Lo habían localizado.

El espía se refugió entonces en el monasterio de San Pedro de Cardeña, donde se le ocurrió una idea para poder abandonar el país. El abad, Carlos Zárate, le puso en contacto con el General Yagüe. Spitzy le vendió los planos e instrucciones del cohete ZB60 a cambio de 200.000 pesetas. Con ese dinero pudo escapar con su familia a Sudamérica y librarse de la deportación.
Los dos 'nazis cántabros', Bormann y Spitzy, nunca llegaron a caer en manos de los Aliados ni fueron juzgados por un tribunal.

Nikita Mihalkov, un zar contra Spielberg

Poco antes de empezar esta 63ª edición del Festival de Cannes que morirá mañana salió a la luz una carta abierta firmada por casi un centenar de personalidades del cine ruso, entre ellas destacados realizadores como Alexei Guerman, Eldar Ryazanov, Yuri Norstein o Alexander Sokurov, a los que se sumó el georgiano Otar Iosseliani. El texto, titulado 'No nos gusta', denunciaba la gestión de su colega Nikita Mijalkov al frente de la Unión de Cineastas de la Federación Rusa. Los firmantes cargaban contra lo que consideraban "autoritarismo y verticalidad del poder absoluto" en la gestión de Mijalkov, director de películas como Ojos negros, Urga o Quemado por el sol y buen amigo del ex presidente y actual primer ministro Vladimir Putin.

Los airados directores, que en la carta dejaban clara su salida de la Unión de Cineastas, lamentaban la forma en que, según ellos, Mijalkov nombra en los puestos de responsabilidad a aquellas personas que le convienen, y cómo logra expulsar de la institución a todos aquellos que se muestran insumisos.

Pero hoy le ha llegado al director ruso la hora del contraataque. Mijalkov ha presentado dentro de la sección oficial (ha sido la última película proyectada a concurso) El éxodo, segunda parte de su gran éxito Quemado por el sol, con la que en 1994 cosechó el Gran Premio del Jurado en Cannes y el Oscar a la mejor película de habla no inglesa. "Si se me acusa de autoritarismo quiero que lo demuestren, quiero pruebas y hechos, porque si me da la gana yo también puedo asegurar que ayer le vi a usted desnuda delante del hotel Carlton de Cannes", ha respondido el realizador a una periodista rusa que le ha pedido su opinión sobre la carta. Mijalkov ha dicho que tiene sus propios puntos de vista y que los expresa libremente, "sin que mis opiniones influyan ni afecten a nadie... es mentira que yo haya prohibido a nadie hacer una película".

En cuanto a su nueva película, segunda parte de una trilogía sobre las condiciones en que se desarrolló la victoria soviética en la segunda guerra mundial (la tercera ya está preparada), cabe decir que, como el propio personaje, también se trata de una obra rodeada de polémica, al margen de sus intenciones grandilocuentes tanto en la factura como en el mensaje. Con un presupuesto de 40 millones de dólares, lo que la convierte en la película más cara de la Rusia post-soviética, El éxodo apenas lleva recaudados en taquilla siete millones desde que se estrenó hace dos meses en Rusia (donde no ha pasado del noveno puesto del box office) y en otros países como Kazajistán, Letonia o Estonia.

Y ése es precisamente uno de los puntos controvertidos: Mijalkov no habría tenido ningún problema en infringir el reglamento del Festival de Cannes, que prohíbe el estreno previo de películas de la sección oficial en países que no sean el de origen. Por otra parte, el estreno de El éxodo en los mencionados países se produjo en forma de una película de tres horas, a las que posteriormente quitó media para venir a Cannes.

El director ruso, a quien algunas críticas publicadas en su país han tachado de falso patriotismo en este retrato de las tribulaciones del general Kotov, ha asegurado hoy en Cannes que se decidió a hacer la película por culpa... de Steven Spielberg. "Vi en un cine de París la película Salvar al soldado Ryan y comprobé que la gente joven salía del cine convencida de que la segunda guerra mundial era eso; bueno, Spielberg es un gran director de cine, y él contó el desembarco en Normandía bajo su punto de vista, claro". En las notas de producción de El éxodo, el propio Mijalkov (también protagonista de la película, junto con su hija Nadejda Mijalkova) escribe: "Me molestó esa interpretación de la Historia según la cual fueron solo los aliados quienes ganaron la guerra".

Anuncio publicitario de Hitler causa polémica en Italia


El líder nazi Adolf Hitler se ha convertido en el ícono de la moda para ropa de jóvenes. Y es que una valla publicitaria lo muestra luciendo un uniforme rosado y con el brazalete de la esvástica reemplazado por un corazón de color rojo brillante.

El anuncio está ubicado en una de las principales vías de la ciudad italiana de Palermo y tiene como eslogan "Cambia tu estilo. No sigas a tu líder". La campaña publicitaria ha generado un debate público.

Muchos habitantes locales dicen que la campaña es ofensiva y han pedido que los carteles sean retirados.

El concejal del Partido de la Izquierda Democrática, Rosario Filoramo, protestó ante el alcalde de Palermo.

"El uso de una imagen de una persona responsable de los peores capítulos del siglo pasado es ofensivo a los principios constitucionales de nuestro país y para la sensibilidad de los ciudadanos", dijo en declaraciones al Telegraph.

Un funcionario del consejo, Fabricio Ferrandelli, dijo: "Tener la cara de Hitler en un cartel ... no se puede pasar por un mensaje publicitario. Al ver estos carteles delante de las escuelas es una vergüenza."

"Hemos ridiculizado Hitler de una manera que invita a los jóvenes para crear su propio estilo y no dejarse influenciar por sus compañeros", dijo uno de los publicitas, Daniele Manno.

Primer ministro de Japón "rompe" promesa

El primer ministro de Japón, Yukio Hatoyama, pidió disculpas por no cumplir con su promesa de campaña de trasladar una polémica base militar de Estados Unidos que se encuentra en la isla de Okinawa.

La base es un legado de la derrota japonesa en la Segunda Guerra Mundial y alberga casi la mitad de las fuerzas estadounidenses en Japón.

Pero los habitantes de esta isla sureña han estado enfurecidos con una serie de incidentes vinculados a las tropas de EE.UU. y se oponen a la presencia militar de extranjera en su territorio.

El tema de la base Futema en Okinawa ha tensionado las relaciones entre Washington y Tokio, aliados desde el final de la guerra.
Humillación
Mapa de Japón

La situación empezó a complicarse con la victoria de Yukio Hatoyama y su gobierno de centro izquierda en las elecciones del pasado agosto, que pusieron fin a un dominio conservador de medio siglo.

Durante la campaña, Hatoyama prometió que desestimaría un acuerdo firmado en 2006 con Estados Unidos e intentaría trasladar la base fuera de la isla o, inclusive, del país.

Pero la búsqueda de un terreno alternativo no dio frutos, a la vez que EE.UU. arguye que necesita una fuerte presencia en la región para garantizar la seguridad de Japón y el equilibrio de poderes en Asia.

El primer ministro no tuvo alternativa que ir a Okinawa, reunirse con el gobenador y pedir perdón a los isleños por haber roto su promesa.

"El ambiente de seguridad en Asia Oriental continúa frágil", explicó Hatoyama, refiriéndose a las crecientes tensiones en la península coreana.

Por su parte, el gobernador expresó que la decisión del primer ministro resultaba muy difícil de aceptar, mientras que un grupo de manifestantes coreaba "Hatoyama váyase a casa".

El mes pasado, unas 10 mil personas realizaron una protesta pidiendo el retiro de la base de la isla.

Los habitantes señalan con particular disgusto varios incidentes que involucraron tropas acantonadas en Futema, incluyendo la violación de una niña japonesa de 12 años en 1995 y un accidente de helicóptero en 2004.

El corresponsal de la BBC en Tokio, Roland Buerk, dice que el malestar ha dañado las relaciones entre Estados Unidos y Japón, y que para el primer ministro Hatoyama, el incumplimiento de su palabra ha sido humillante.

Dos murillos, ¿con pasado nazi?


El Meadows Museum de Dallas, que posee una importantísima colección de arte español, ha abierto una investigación para esclarecer si dos de sus lienzos más importantes -en concreto, los retratos de las patronas sevillanas Santa Justa y Santa Rufina, que pintó Bartolomé Esteban Murillo en torno a 1665- proceden del expolio de los nazis a familias judías en la Segunda Guerra Mundial.

La pinacoteca, que tiene su origen en la colección de arte del magnate del petróleo Algur H. Meadows y que alberga lienzos de Velázquez, Zurbarán, Ribera, Goya o Picasso, reconoce en su web la existencia de dicha investigación y que, si bien «es prematuro aventurar el resultado», los dos lienzos de Murillo fueron expoliados por los nazis, pero «restituidos, con toda probabilidad» a sus legítimos propietarios.

En esta información, visible en la ficha artística de sendas obras que aparece en la web de la pinacoteca, el Meadows Museum de Dallas afirma que el estudio corre a cargo de la Fundación Monuments Men -dedicada a la identificación de obras expoliadas por los nazis para su devolución a sus legítimos propietarios- y la Universidad Southern Methodist, donde está radicada la pinacoteca. En esta labor también trabajan «expertos de Londres y París».

Precisamente, la Fundación Monuments Men levantó las sospechas sobre la procedencia de los dos lienzos de Murillo, considerados obras maestras del pintor sevillano. El director de la institución, Robert Edsel, descubrió en una vieja fotografía de los retratos de las patronas de Sevilla una inscripción similar a las que los nazis utilizaban para identificar las obras requisadas a las familias judías.

En concreto, la inscripción marcada en la parte inferior del marco de Santa Justa es ‘R1171’, es decir, la pieza número 1.171 de las más de 6.000 que fueron sustraídas de la colección Rothschild, según sostiene la Fundación Monuments Men.

sábado, 22 de mayo de 2010

La Noche de los Cuchillos Largos


A primera hora de la mañana del 30 de junio de 1934, Adolf Hitler, acompañado de Joseph Goebbels y de un grupo de hombres de las SS, llegaba a Bad Wiessee, una pequeña localidad de Baviera en la que ese mismo día debía celebrarse una reunión de la SA (Sturm Abteilung), la milicia del partido nazi.

Dicha reunión no era más que un ardid para convocar a la mayoría de los mandos de la SA en un mismo lugar y eliminarlos, en una operación que supuso la purga de toda disidencia –real o potencial– en el seno del régimen nazi. Esta operación, de nombre clave Colibrí, es más conocida como La Noche de los Cuchillos Largos.

Tras la llegada de Hitler a la Cancillería, en enero de 1933, el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP) había comenzado a deshacerse de toda forma de oposición. El incendio del Reichstag, atribuido a los comunistas, sirvió de justificación para la promulgación, el 24 de marzo, de la Ley para la Defensa del Pueblo y el Estado, que otorgaba a Hitler la potestad de legislar al margen del Parlamento. Se anuló la libertad de expresión, el secreto postal y telefónico; la policía recibió poderes extraordinarios; los partidos políticos contrarios a los nazis fueron prohibidos o disueltos y los sindicatos, integrados –junto con la patronal– en el DAF (Deutsche Arbeitsfront), el Frente Alemán del Trabajo.

Esa ley fue la base que permitió que se estableciera la dictadura nazi.

En medio de este panorama, se alzaron algunas (pocas) voces críticas en el seno del partido. Gregor Strasser, líder del ala más socialista, y Ernst Röhm, jefe de la SA, eran los representantes más destacados de estos críticos, que pretendían una "segunda revolución" tras la toma del poder. Entre sus objetivos figuraban la nacionalización de las grandes industrias, el reparto de tierras y la absorción del ejército por la SA. Naturalmente, el ejército, el gran capital y hasta el anciano y débil presidente Von Hindenburg se oponían a dichos planes. En medio de este tenso ambiente, la Gestapo y el Servicio de Seguridad (SD) lanzaron el rumor de que Röhm preparaba un golpe con la ayuda de Strasser y gentes como el ex canciller Von Schleicher o el embajador francés. Dada la situación, Hitler decidió eliminar a los elementos revolucionarios de su partido y, de paso, desencadenar una represión política más allá de sus filas que le afirmara como líder único e indiscutible de Alemania.

Himmler, Göring y Heydrich fueron los que organizaron en la práctica la Operación Colibrí. Dirigida personalmente por Hitler, se llevó a cabo simultánea y fundamentalmente en Bad Wiessee, Múnich y Berlín. Se calcula que más de 170 personas fueron asesinadas. En su mayoría se trataba de jerarcas de la SA, pero también cayeron miembros del ala socialista del partido, como el propio Strasser; los asesinos incluso aprovecharon para saldar viejas cuentas pendientes o silenciar a incómodos testigos de desmanes pasados.

El 13 de julio Hitler, en una sesión extraordinaria del Reichstag, justificó la masacre afirmando que los ejecutados eran conspiradores que preparaban un golpe de estado. La mayoría del pueblo alemán aceptó la explicación, y recibió con gratitud semejante operación salvífica. Toda disidencia política organizada quedaba eliminada, y el mensaje estaba claro: nadie era inmune; cualquiera podía ser arrestado, encarcelado o ejecutado si el régimen consideraba que constituía una amenaza. Hitler era el amo de Alemania.

Los hechos así resumidos y sus consecuencias es lo que presuntamente analiza Paul R. Maracin en La Noche de los Cuchillos Largos. No puede decirse que el contenido responda fielmente al título: de un total de 221 páginas, la Operación Colibrí ocupa 28. ¿De qué trata, pues, el resto?

En la primera parte se nos presenta a los protagonistas de la historia. Cada uno de sus nueve capítulos está dedicado a un personaje: Hitler, Göring, Strasser, Röhm, Himmler... Los datos biográficos aportados son bien conocidos, y Maracin parece preferir las anécdotas (sabremos la dirección exacta de cada una de las viviendas en las que residió Hitler en Múnich, o que Himmler tenía una granja de pollos y su mujer se quejaba de que las gallinas no ponían) a los hechos más trascendentes o que podrían contribuir al análisis de la purga: por ejemplo, la creación y los objetivos de la SA y de las SS son despachadas en poco más de diez líneas.

La segunda parte comienza con la narración de los acontecimientos excepcionales previos a la matanza: llegada al poder de Hitler, incendio del Reichstag y, por fin, los dos capítulos dedicados al tema central. Maracin, ya de por sí bastante poco sistemático, se vuelve aquí caótico, y omite datos fundamentales: así, el acuerdo de Hitler con el ejército para garantizarse su apoyo durante la operación es explicado muy brevemente, no se ofrecen detalles de sus términos.

Tras algunas consideraciones más, Maracin expone sus conclusiones. Cabría esperar que el libro acabara así, pero aquél tenía otros planes, por lo que cree oportuno ofrecer, además, una breve introducción a la Segunda Guerra Mundial, consideraciones sobre la entrada de Japón en el conflicto y una serie de reflexiones en voz alta sobre lo que podría haber ocurrido si Röhm hubiera sido nombrado, como pretendía, ministro del Ejército.

Llegados a este punto, el libro se convierte en lo que podríamos llamar, con un humor bastante negro, la versión nazi de la célebre novela Diez negritos, de Agatha Christie. Se narra, en dos capítulos, cómo fue muriendo cada uno de los dirigentes nazis implicados en La Noche de los Cuchillos Largos, desde Heydrich hasta Rudolf Hess. Sorprendentemente, este tema ocupa, en proporción, la mayor parte del libro: 35 páginas. El último capítulo sirve de cajón de sastre: se ofrece un resumen de los acontecimientos, una narración sobre la suerte de Albert Speer, el arquitecto de Hitler (personaje que, hasta donde se sabe, no intervino en la Operación Colibrí), y una serie de datos sobre los sindicatos alemanes y las fuentes de financiación de los nazis.

Por fin, Maracin transmite en el epílogo su preocupación por el peligro que puede suponer la reunificación de Alemania y el aumento de la inmigración en este país (hace hincapié en la de origen afgano). En su opinión, estos hechos podrían conducir a la aparición de un nuevo Hitler.

Maracin, indudablemente, ha reunido muchos datos sobre su objeto de estudio, pero fracasa en su intento de escribir una obra de divulgación que interese al lector: la información se presenta de forma fragmentada e incompleta, omiten datos importantes, su estilo literario es flojo (abundan las frases hechas, las sentencias lapidarias y los tópicos), y las conclusiones a las que llega son, en muchos casos, discutibles.

La traducción, lamentablemente, no contribuye a mejorar las cosas: recoge lo peor de la versión original, los calcos son abundantes y hay errores, alguno de ellos grave. Por ejemplo, traduce deputy como "diputado", con lo que Rudolf Hess se convierte en "el diputado de Hitler", y no en su lugarteniente.

Es una pena que un asunto sobre el que se han publicado pocas monografías (aún menos en España) no haya recibido en esta obra un tratamiento más adecuado. Habrá que seguir esperando...

PAUL R. MARACIN: LA NOCHE DE LOS CUCHILLOS LARGOS. La Esfera de los Libros (Madrid), 2010, 221 páginas. Traducción: Ana Momplet.

viernes, 21 de mayo de 2010

Hitler planeaba crear un super museo con obras de arte robadas

Hitler planeaba crear en su ciudad natal de Linz un super museo con miles de obras requisadas a lo largo de Europa, según demuestra un álbum de fotos descubierto cerca de Cleveland, en EEUU.

El propietario del álbum, John Pistone, jamás entendió la importancia de la voluminosa edición de cuero verde que se llevó como recuerdo en 1945, cuando era un soldado del Ejército estadounidense, desde la casa del caudillo nazi en Berchtesgaden.

"Para mí no era más que un libro con reproducciones de cuadros antiguos. Yo sólo quería una prueba de que estuve en el monte de Hitler", declaró Pistone, citado por el diario británico The Telegraph.

Fue el representante de una empresa de máquinas lavadoras quien visitó un día su casa y se fijó en ese álbum titulado "Pinacoteca Linz XIII". El hombre, aficionado a la Historia, se puso en contacto con una fundación del arte cuyo presidente viajó a Cleveland y se dio cuenta de lo importante que era el hallazgo.

Durante muchos años, Hitler albergó la ilusión de convertirse en un gran pintor pero fue rechazado en una escuela de arte. Estaba obsesionado con su propia colección de cuadros e impartía instrucciones diarias al respecto incluso cuando las tropas aliadas se acercaban a Berlín. Cada Navidad o cumpleaños recibía como obsequio catálogos de obras requisadas por los nazis que él planeaba poner en el Fuhrermuseum, en su ciudad natal de Linz, en Austria.

El futuro museo debía competir en grandeza con los de Dresde y Múnich. Hitler mismo participó en la confección de planos arquitectónicos que llegaron a incluir un teatro, una ópera y un hotel.

En total, le regalaron a Hitler 31 álbumes, uno de los cuales - el que se vio finalmente en EEUU - contenía reproducciones de pinturas alemanas y austriacas del siglo XIX, sus favoritas. El pasado martes, Pistone donó esa edición al Museo Histórico de Berlín donde ya se guardan otros 20 álbumes de Linz.

Los restantes 11 todavía faltan y es probable que también se los hayan llevado soldados estadounidenses, sin darse cuenta de su verdadero significado.

jueves, 20 de mayo de 2010

Sabías que...? El dinero de Mickey Mouse

En 1942, las tropas japonesas introdujeron billetes para su uso en Filipinas. También se emitieron billetes de emergencia (también llamados "pesos de la guerrilla") a cargo de bancos y gobiernos locales, utilizando materiales de baja calidad, que podrían ser cambiados a pesos de plata cuando finalizase la guerra. Durante la Segunda República Filipina, apoyada por los japoneses, se prohibió la posesión de pesos de la guerrilla y se estableció un monopolio en la emisión de dinero, por lo que aquél que fuera sorprendido con pesos de la guerrilla sería arrestado. Debido a la naturaleza fiduciaria de la moneda japonesa, la economía filipina sintió los efectos de la hiperinflación.

Los filipinos comenzaron a llamar "Dinero de Mickey Mouse" a este dinero por su aspecto de juguete y su poco valor.

Los Estados Unidos y las fuerzas filipinas continuaron imprimiendo pesos filipinos, por lo que desde octubre de 1944 a septiembre de 1945, todas las primeras emisiones de emergencia de los pesos de la guerrilla se consideraron ilegales y no tenían ningún valor.

En fín este post lo he puesto porque han llegado a mis manos uno de estos billetes de 1 peso y otro de 5 pesos de las series de 1943.


Fotos inéditas del búnker y el apartamento de Hitler


Tras batalla de 2 semanas llevada a cabo en Abril de 1945 en Berlín por tropas rusas y alemanas, la capital quedó desolada. Con la muerte de Hitler finalizó por fin una época oscura de Europa, pero pocas fotos quedan de los momentos justamente posteriores. Gracias a la revista Life por fin podemos verlas.

El fotógrafo de 33 años, William Vandiert fue de los pocos que pudo hacer fotos de muchos lugares de un Berlín destruido pero que todavía no había sido totalmente saqueado.

En este enlace podéis ver el reportaje fotográfico completo de la revista Life.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Ordenan la expulsión a Austria del antiguo nazi Anton Geiser

Un juez de Estados Unidos ha ordenado la deportación a Austria de Anton Geiser, un hombre de 85 años que trabajó como guardia de seguridad en los campos de concentración nazis y que vivía en el estado de Pensilvania desde 1956, informó este martes el Departamento de Justicia de Estados Unidos.

Geiser ha admitido que durante la Segunda Guerra Mundial sirvió como guardia armado en los campos de concentración de Sachsenhausen y Buchenwald, donde tenía órdenes de disparar contra cualquier persona que tratase de escapar, informaron fuentes de la Fiscalía estadounidense.

Un tribunal federal norteamericano revocó en 2006 la ciudadanía estadounidense que le fue concedida a Geiser en 1962, después de que admitiese que había servido para los nazis durante la contienda. Durante el proceso abierto para revocar su ciudadanía, Geiser dijo que, "coercitivamente inducido por las SS", había "sido enviado al frente ruso para combatir como soldado y posteriormente fue asignado a servir como guardia en dos campos de concentración".

Precisó que había desempeñado labores para guardar el perímetro de ambos lugares, pero que no había participado en los crímenes de guerra cometidos en su interior. Sin embargo, el tribunal ha dictaminado que esa circunstancia no le exime de ser expulsado a Austria.

"Hitler se refugió en Cantabria"

Somo se despertó ayer con el apellido Hitler escrito en su registro de turistas. 65 años después de la capitulación de la Alemania nazi, el escritor argentino Abel Basti asegura en su nuevo libro que el Führer no se suicidó en su búnker de la Cancillería de Berlín el 30 de abril de 1945, sino que huyó a Argentina. Una fuga que lo llevó a apearse en Cantabria y pasar unos días en la ya desaparecida hostería 'Las Quebrantas'.

Según la tesis que defiende Basti en 'El exilio de Hitler', apoyado por lo que asegura son testimonios y documentos oficiales, el dictador alemán se escapó a Austria, voló hasta Barcelona y, desde allí, fue a Vigo para embarcar en un submarino que lo llevó hasta Argentina. En ese viaje, Hitler hizo una parada en Cantabria.

Las revelaciones que Basti hace en su libro coparon ayer las portadas de los medios digitales de todo el país. Y provocaron que los teléfonos de Somo no dejaran de sonar. La propietaria del restaurante 'Las Quebrantas' explicó ayer, más de una vez, que ni su local estaba abierto en los años 40 ni Hitler pidió allí el menú del día.
Este periódico se puso ayer en contacto con Basti, que reafirmó su tesis que sostiene que en el trayecto entre Barcelona y Vigo, el Führer se detuvo en 'Las Quebrantas' de Somo y allí «mantuvo varias reuniones con su séquito», señaló el escritor.

Basti desveló que este dato le llegó por dos fuentes distintas. La primera, un soldado de la División Azul, Raúl López Rouco, quien luego formó parte de la Gestapo. «Este hombre asegura que vio a Hitler en Barcelona a finales de abril de 1945, días después de su supuesto suicidio», señaló el investigador argentino.
La segunda fuente es un monje, cuyo nombre no puede desvelar, y cuya familia era «muy amiga de Hitler». Es este clérigo el que sitúa con más «fiabilidad» al Führer en Cantabria. «Hay más personas que me hablaron de ello, pero tengo un acuerdo por el que no puedo desvelar sus nombres. Siguen teniendo miedo», apuntó Basti, quien también esgrime documentos oficiales de los ejércitos norteamericano y alemán sobre la salida de Hitler de su país y su paso por España, antes de exiliarse en Argentina, donde vivió con su esposa, Eva Braun, hasta su muerte.

Según pudo saber este periódico a través de vecinos de Somo, la hostería 'Las Quebrantas' estuvo situada frente al aparcamiento de la playa de Somo hasta que fue derribada hace quince años, y en su lugar se construyeron edificios. «Allí se reunían en los años 40 y 50 muchos políticos, artistas y militares franquistas», recordaron varios residentes de la zona.

La mayor revelación de este libro, de reciente publicación en Argentina y que en junio saldrá a la venta en el mercado español, es un documento secreto alemán conseguido por el autor en su país y en el que el Führer aparece como uno de los pasajeros evacuados en un avión de Austria a Barcelona el 26 de abril de 1945.
El «gran secreto» de la huida de Hitler fue la llegada de uno de sus dobles al búnker, que «tuvo ribetes dignos de una película de Hollywood» y ocurrió «al atardecer del 22 de abril de 1945».

«Ese día el verdadero Hitler voló hacia el aeropuerto austríaco de Hörsching, cercano a la ciudad de Linz, con ocho personas, entre ellas Eva Braun», precisó Basti, quien subrayó la coincidencia de esta versión con el testimonio de Heinrich Müller, jefe de la Gestapo, durante un interrogatorio de la CIA.

martes, 18 de mayo de 2010

Concurso 2GM Blog. Condecoraciones del Tercer Reich. Resolución.

Por fín llegamos al final de nuestro concurso que tiene como premio un ejemplar de los dos volúmenes de "Condecoraciones del Tercer Reich", de Gregorio Torres y publicado por Galland Books.

Las respuestas a las preguntas de la segunda semana eran las siguientes:

SEMANA 2.

Pregunta 1 (2 puntos):

En los juicios de Nuremberg hubo un español, y solo uno, que compareció como testigo en dicho proceso. Queremos saber el número de habitación y el nombre del hotel en que se alojó este personaje durante los días de su comparecencia.

Este español fue Francisco Boix, fotógrafo del campo. En la víspera de su comparecencia ante el Alto Tribunal, Boix prepara su intervención en la habitación 408 del Gran Hotel de Nuremberg.
Podéis leerlo AQUÍ.


Pregunta 2 (2 puntos):

¿Quién es este personaje y por qué fue famoso?


Bueno, la pregunta del millón que solo uno de vosotros ha sabido responder.... se trata de Leslie Edward Gehres, comandante del portaaviones de la clase Essex CV-13 USS Franklin (Big Ben).... y porque es famoso..? pues porque llevó su portaaviones a sólo 50 millas de Japón, siendo el que más cerca estuvo....

Tenéis más datos AQUÍ y AQUÍ.


Pregunta 3 (1 punto)

Esta tercera pregunta es un regalo, solo tenéis que rebuscar por los artículos publicados en el blog y decirnos el nombre del último veterano chino en morir participante en el desembarco de Normandía.

Esta era muy fácil, solo había que usar el buscador del blog y encontrar la respuesta. La respuesta es Huang.



Así que una vez resueltas las dos semanas del concurso estos han sido los resultados:

1º- José M. Mantilla --> 10 puntos (pleno)
2º- Javea --> 8 puntos (fallaste la pregunta 2 de la segunda semana)
3º- Indalecio García --> 6 puntos (fallaste la de los Spitfire y la 2 de la segunda semana)
4º- Diego López --> 6 puntos (exactamente igual que Indalecio)

Así que el ganador del lote de libros que sorteabamos es José M. Mantilla. ENHORABUENA!! (ponte en contacto con nosotros por mail, por favor).

Como podéis comprobar la competencia es dura pero no muy nuenerosa, quizás en el siguiente concurso podrías ser tú el ganador.

La barbarie nazi en Francia, bajo la mirada crítica de Chaves Nogales

Pocos días después de que las tropas nazis ocuparan París, el periodista Manuel Chaves Nogales (Sevilla, 1897-Londres, 1944) abandonaba la capital francesa vía Burdeos para dirigirse con su familia a Londres, en donde ya fallecería. En la ciudad del Támesis escribió su libro «La agonía de Francia» (1941), una obra en la que denunciaba la barbarie alemana cometida con Francia, el país que abanderaba la libertad y la democracia, ahora vencida por el fascismo.

Para elaborar este extraordinario trabajo periodístico, Chaves Nogales se entrevistó en París con numerosos testigos de los acontecimientos, confiriéndole a su libro una veracidad y un rigor incuestionables.

Xavier Pericay se ha encargado de elaborar una introducción para esta obra que fue publicada por primera vez en Montevideo en 1941. «Para mí es su mejor libro porque es una disección de la Francia que se está hundiendo en esos momentos, analizando la aristocracia, el ejército, el pueblo, etc. Es un retrato de alguien que conoce lo que está diciendo, que ha hablado con muchas personas y que preveía lo que iba a pasar».

En palabras de este experto, «Chaves ve que en Francia nadie está dispuesto a hacer la guerra, unos por su simpatía hacia lo que hacen los nazis -las clases más pudientes, la extrema derecha-; otros -las clases más populares y los que votaban a la izquierda- vieron el pacto entre Hitler y Stalin justo antes de que comenzara la II Guerra Mundial, y eso les desmovilizaba. Chaves insiste mucho en que no todo es igual y que dentro de los comunistas hubo gente dispuesta a luchar, pero eso era una minoría».

Aunque coyunturalmente Francia -que era emblema europeo de la libertad y la democracia- estaba sucumbiendo ante las tropas nazis, realmente Chaves Nogales nunca puso en cuestión que los valores de la democracia estuvieran en peligro. Ante esta situación, el periodista sevillano huyó de París porque la Gestapo lo tenía ya fichado. En los años 30, Chaves había tenido un incidente con Goebbels, ya que hizo un reportaje para el periódico «Ahora» y estaba señalado por los nazis.
La recuperación de esta obra la había realizado en 2000 la estudiosa María Isabel Cintas dentro de la publicación de las obras completas que de Chaves Nogales ha hecho la Diputación de Sevilla.

Este libro es una muestra del talante crítico del periodista sevillano. No en vano, pese a su carácter republicano, no dudó en abandonar España el principio de la Guerra Civil ante las atrocidades que estaba cometiendo los dos bandos. Entonces fue a París, y desde allí colaboró con la prensa francesa e hispanoamericana. En todo caso, Chaves Nogales fue un periodista muy inusual para su época: «Fue un intelectual independiente que incluso se enfrentó a personas de su ideología, además sus textos periodísticos estaban dotados de una gran modernidad», indica Pericay, quien observa paralelismos entre el compromiso crítico de Chaves y el de otros dos grandes escritores contemporáneos, George Orwell y Albert Camus.

"El exilio de Hitler" o su supuesta huida a la Patagonia con Eva Braun

Tras huir entre las cenizas de un Berlín envuelto en llamas y antes de partir hacia la Patagonia argentina con Eva Braun, Adolf Hitler permaneció oculto en España varios días de 1945, asegura el periodista bonaerense Abel Basti en su libro "El exilio de Hitler".

La mayor revelación de este libro de reciente publicación en Argentina y que en junio saldrá a la venta en el mercado español, es un documento secreto alemán conseguido por el autor en su país y en el que el Führer aparece como uno de los pasajeros evacuados en un avión de Austria a Barcelona el 26 de abril de 1945.

Según la historia oficial, el líder del Tercer Reich renunció a escaparse de Berlín y el 30 de abril de 1945 se suicidó junto a su amante, Eva Braun, en el búnker construido bajo el edificio de la Cancillería, aunque sus cuerpos, incinerados, nunca fueron hallados.

Basti, que hace años intenta reconstruir el derrotero de los nazis en Argentina, considera esta versión una "farsa" que se "fabricó" para dar un salvoconducto a Hitler, quien era visto como una "pieza clave" en la lucha contra el comunismo en la posguerra.

"No tengo dudas de que cuando concluía la Segunda Guerra Mundial Hitler se escapó de Alemania bajo un escudo protector de sectores de poder anglo-norteamericanos, los mismos que lo habían financiado para que, de humilde pintor, llegara a ser canciller de Alemania", asegura el periodista en declaraciones a Efe.

Incluso habla de la existencia de un supuesto pacto Washington-Berlín que contemplaba un plan de evacuación nazi para personas, tecnología, documentos y divisas.

Para Basti, el "gran secreto" de la huida de Hitler fue la llegada de uno de sus dobles al búnker, que "tuvo ribetes dignos de una película de Hollywood" y ocurrió "al atardecer del 22 de abril de 1945".

"Ese día el verdadero Hitler voló hacia el aeropuerto austríaco de Hörsching, cercano a la ciudad de Linz, con ocho personas, entre ellas Eva Braun", precisa, y subraya la coincidencia de esta versión con el testimonio de Heinrich Müller, jefe de la Gestapo, durante un interrogatorio de la CIA.

El periodista argentino sostiene que Hitler y su comitiva estuvieron cuatro días en Austria y se refiere a un hecho que considera una suerte de "pago por inmunidad": el abandono en Linz de un tren repleto de oro robado a Hungría por los nazis.

"Más que una llamativa coincidencia, da la sensación de que se trató de una entrega pactada", subraya.

Al igual que Müller, que reveló a la CIA que el Führer se había escapado a España, Abel Basti sostiene que Hitler partió hacia Barcelona el 26 de abril.

En ese sentido, publica en su libro una comunicación oficial secreta según la cual Hitler encabeza la lista de pasajeros de un avión que viajó de Hörsching a Barcelona pilotado por Werner Baumbach, fallecido en Argentina en 1953.

"La presencia de Hitler en España me la confirmó un hoy anciano sacerdote jesuita, cuya familia era amiga del jefe nazi. Y también tengo testimonios que aluden a reuniones que mantenía con su séquito en una hostería llamada 'Las Quebrantas', en Cantabria", afirma.

El libro incluye además un documento de los servicios secretos británicos que revela que "un convoy de submarinos nazis partió días más tarde de España y, tras una escala técnica en las islas Canarias, continuó su periplo hacia el sur argentino", con la anuencia de Estados Unidos.

"En uno de esos submarinos viajaban Hitler y Eva Braun", enfatiza Basti, convencido de que la pareja desembarcó en la Patagonia entre julio y agosto de 1945, al amparo del presidente de facto Edelmiro Farrell y de Juan Domingo Perón, entonces su ministro de Guerra.

"El escape de Hitler fue exitoso. De esa manera se pudieron poner a resguardo de los comunistas el capital y los hombres. Después de ejecutada la fuga, y mientras se hacían todo tipo de conjeturas respecto a su suerte, el Führer ya podía dormir tranquilo en un alejado país suramericano llamado Argentina", concluye.

lunes, 17 de mayo de 2010

Berlín topografía el terror nazi


La capital alemana estrena un simbólico centro histórico y cultural que ocupa buena parte del solar que albergó en su día las sedes centrales de la Gestapo y las SS, dos de las más infaustas instituciones del régimen hitleriano.

Berlín es una antigua gran capital que solo tiene 60 años de vida. Completamente destruida en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial, la urbe alemana, hasta hace no tanto dividida en dos partes, ha sido reconstruida a tirones, con una tan atípica como subyugante falta de hilván que la convierte en algo especial.

Con eso y con todo, si algo llamaba la atención del visitante era un enorme solar, de casi cinco hectáreas que, poblado solo por hierbajos y unos pocos árboles, ocupaba una de las mejores ubicaciones del centro. No se trataba de falta de ambición urbanística, sino de un simbólico descampado mantenido por los alemanes como doloroso recordatorio del régimen hitleriano, que allí había erigido dos de sus símbolos más funestos: las sedes centrales de la Gestapo y las SS, que fueron demolidas hasta los cimientos al término de la contienda y en cuyo lugar no se quiso erigir nada. De hecho, tan golosa parcela estaba hasta hace poco ocupada solo por una tejavana bajo la cual se exhibían fotografías alertando de lo que allí sucedió.
Ahora las cosas son muy distintas tras la apertura del centro de documentación Topografía del Terror, un sobrio edificio de forma rectangular, que ocupa buena parte de lo que fueron los calabozos de aquél Estado genocida.

«Esto no es un monumento más ni un lugar para rendir homenaje a las víctimas del nazismo, es un lugar al que venir a aprender», explicaba Andreas Nachama, director de la Fundación Topografía del Terror, durante una visita previa a la inauguración del centro por el presidente alemán, Horst Köhler.

ni homenaje, ni constancia. Para recordar a los seis millones de judíos asesinados por el nazismo está, a unas pocas manzanas, el monumento a las víctimas del Holocausto, un gigantesco patio de bloques de hormigón diseñado por Peter Eisenmann, de cuya inauguración se cumplen ahora cinco años.

Y para documentar el destino de ese colectivo, al que el nazismo pretendió exterminar, está asimismo en el corazón de Berlín el edificio en zigzag del Museo Judío, obra de Daniel Libeskind.

Las líneas frías del centro, obra de la berlinesa Ursula Wilms, están estilísticamente muy alejadas del fuerte simbolismo que encierra el laberinto de Eisenmann, junto a la Puerta de Brandeburgo, o del tortuoso discurrir del museo del estadounidense.

«Es funcional, como lo es también el cometido del centro de documentación que, además de exposiciones, albergará una biblioteca y archivos abiertos a la investigación», explica Nachama, sobre el edificio en cuya construcción se invirtieron 19 millones de euros. Se trata de una versión abaratada del concepto diseñado en 1993 por el suizo Peter Zumthor, consistente en dos inmensas torres para las que se calculó un presupuesto de 25 millones de euros, que luego se amplificó a 39 millones y que finalmente se vino abajo -también en el sentido literal-: las autoridades berlinesas ordenaron en 2004 su demolición, por inviabilidad del proyecto.

De aquellas dos grandes moles se pasó a un rectángulo gris, de una sola planta -más dos niveles bajo tierra- acristalado, que para Nachama remite a las líneas de la purista Bauhaus.

Tan discreto envoltorio pretende evocar el aparato del terror contenido entre la Gestapo, las SS, la cancillería de Hitler y el ministerio de Aviación.
La exposición interior se hace eco de la maquinaria del poder que gestó no solo el plan de exterminio de los judíos, sino también del resto de colectivos de víctimas del nazismo -gitanos, homosexuales, disidentes...-.

«Los historiadores no solemos notar eso que otros llaman energía negativa de un lugar. Si no, no podríamos hacer nuestro trabajo», explica Nachama en alusión al pasado del solar y los obstáculos del proyecto, hasta llegar al edificio actual, alrededor del cual «se dejará crecer la hierba».
La historia de la Topografía del Terror empezó en 1987, con la inauguración de una exposición al aire libre junto a uno de los pocos fragmentos del Muro de Berlín
-«otro testigo de otro horror, de otra dictadura», al decir de Nachama- que queda en pie.
Junto a esa ruina se organizó bastante precariamente una muestra aprovechando algunos vestigios de los calabozos donde se torturó a unas 15.000 personas.
Ahora, parte del material se ha trasladado al interior del nuevo centro, a la espera de que se adecente de nuevo esa parte exterior de un solar que, pese a lo rudimentario de la vieja muestra, logró atraer a más de medio millón de personas al calor del magnetismo de lo maléfico.

Allí, en el número 8 de la entonces Prinz Albrecht Strasse, ahora Niederkirchnerstrasse, estuvieron entre 1934 y 1945 la sede de la Gestapo, en vecindad con el antiguo palacio prusiano donde Hitler instaló su centro de poder y otras dependencias del Tercer Reich.

De aquel complejo apenas quedó nada más allá del Ministerio de Aviación -hoy de Hacienda-, y el adyacente Martin Gropius Bau, actualmente uno de los museos con mejor programación de toda la capital.

El día en que Hitler pudo ganar


Rusia ha revelado que el mariscal Zhukov reconoció que estuvieron a punto de perder la guerra contra la Alemania nazi. ¿Qué habría pasado? Hitler tenía los planes hechos

En 1966, el mariscal Georgi Zhukov confesó en una entrevista que la URSS había estado a punto de perder la guerra cuando la Wehrmacht se hallaba a las puertas de Moscú en el invierno de 1941. La referencia fue suprimida por la censura soviética y sólo ahora, muertos los principales protagonistas, ha salido a la luz. Zhukov, sin embargo, no había exagerado. Hitler nunca estuvo más cerca de acariciar la victoria que cuando sus vanguardias podían observar las cúpulas del Kremlim…

A pesar de sus ataques propagandísticos, Hitler y Stalin fueron aliados durante casi un bienio. El proceso quedó consagrado formalmente en agosto de 1939 cuando Molotov y Von Ribbentrop suscribieron un tratado de no agresión que incluía un protocolo secreto que repartía Europa oriental entre ambas potencias. De entrada, Hitler conseguía conjurar el fantasma de una guerra en dos frentes y, sobre todo, concentrarse en una ofensiva contra Francia y Gran Bretaña. El 1 de septiembre de 1939, Hitler invadió Polonia. Dos semanas después, Stalin lanzó al Ejército Rojo sobre la invadida nación eslava, que ambos agresores se repartieron. Durante los meses siguientes, mientras Hitler invadía Noruega, Dinamarca, Bélgica y Holanda, para derrotar en Francia a las tropas franco-británicas; Stalin se apoderó de Estonia, Lituania y Letonia y de un trozo considerable de Finlandia. Igualmente cursó órdenes a los comunistas franceses para que no resistieran a Hitler –una consigna que obedecieron y que provocó la ilegalización del PCF– y ayudó militarmente al III Reich permitiendo incluso que sus submarinos recalaran en puertos soviéticos.

Ambos dictadores cumplían con un acuerdo que no sería conocido en Rusia hasta la Perestroika. Si en el verano-otoño de 1940 Gran Bretaña hubiera aceptado la paz ofrecida por Hitler, la Historia habría cambiado consagrando el triunfo alemán en el continente. Sin embargo, Churchill estaba decidido a resistir y esperaba, con toda razón, la ayuda de Estados Unidos. No demasiado preocupado, Hitler se volvió entonces hacia la URSS, a la que siempre había considerado un objetivo prioritario.

Ya hace décadas, Víktor Suvorov señaló que Stalin pensaba también atacar a Hitler según un plan redactado por Zhukov. Sin embargo, Hitler se adelantó y, el 22 de junio de 1941, lanzó la Operación Barbarroja, para la invasión de la URSS. El avance de las fuerzas del III Reich resultó verdaderamente espectacular durante el verano de 1941. Stalin, totalmente sorprendido, fue incapaz de reaccionar durante una semana, pero además la oficialidad del Ejército Rojo, que había sido diezmada por las purgas de Stalin, recibió órdenes, primero, de no responder y, luego, de no replegarse, lo que facilitó su cerco y aniquilación por parte de las fuerzas alemanas. Así, durante los primeros siete meses de la guerra en el Este, el ejército alemán capturó tres millones de soldados enemigos. Antes de que acabara la guerra, la Wehrmacht tendría cerca de seis millones de prisioneros soviéticos, de los que cerca de tres millones y medio murieron en cautividad.



Cuatro protectorados
De hecho, Stalin pensó en la posibilidad de ofrecer a Hitler una paz por separado y, a finales de julio de 1941, Beria ordenó a Páviel Sudoplatov, un agente de la NKVD veterano de la Guerra Civil española, que sondeara a Ivan Stamenov, el embajador de Bulgaria –una nación amiga de Alemania– en Moscú, para saber cuánto territorio de la URSS estaba dispuesto a reclamar Hitler a cambio de retirarse. El proyecto era apoyado por el círculo cercano de Stalin, que lo veía como un «posible segundo Tratado de Brest-Litovsk» como el que había permitido a Lenin obtener una paz por separado a cambio de entregar a Alemania una porción considerable de Rusia. Como señalaba Molotov, «si Lenin pudo tener el valor de dar tal paso (en 1918), nosotros tenemos esa misma intención ahora». Stamenov quedó sorprendido por la propuesta, esencialmente porque trabajaba para los servicios de la URSS, pero la misión fracasó porque Hitler no deseaba aceptar un acuerdo semejante.

A decir verdad, en julio de 1941, apenas a unos días del inicio de Barbarroja, Hitler creó el «Reichministerium für die besetzten Ostgebiete», que pretendía administrar la extensión oriental del III Reich. El plan final incluía la desmembración de la URSS en distintos comisariados. Dos llegaron a crearse por decreto el 17 de julio de 1941 y funcionaron durante dos años y otros dos no pasaron de proyecto.

Funcionó el Reichskommissariat Ostland, que incluía Estonia, Letonia, Lituania, porciones de la Polonia oriental y de la Bielorrusia occidental, y el Reichskommissariat Ukraine, que incluía la Ucrania ocupada por Alemania, así como zonas limítrofes de Polonia y Bielorrusia. No llegaron a existir Taurida, que hubiera incluido Crimea y zonas del sur de Rusia, ni Moscovia, que habría contenido la Rusia europea. En aquel entonces, los nacionalistas ucranianos, estonios, letones y lituanos –ahora venerados en las nuevas repúblicas– colaboraron con las autoridades alemanas de ocupación incluso en la máquina de exterminio del Holocausto.

El sueño de Hitler iba a desvanecerse por razones que venían fraguándose desde julio. El 29 de junio, cuando fue informado de que los alemanes estaban a punto de tomar Minsk, la capital de Bielorrusia, Stalin había comentado con amargura: «Lenin fundó nuestro Estado y nosotros lo hemos jodido». La situación era tan grave que en una reunión del Politburó, Vosnesensky se atrevió a sugerir a Molotov que destituyera a Stalin y asumiera el poder. El 30 de junio, Molotov, Beria y Mikoyán acudieron a la dacha de Stalin situada en las afueras de la capital. El dictador los recibió con desconfianza preguntándoles por la razón de su visita. Los visitantes le señalaron que resultaba imperativo establecer un comité gubernamental de defensa.

Convencido de que estaba a punto de ser depuesto, Stalin preguntó quién debía presidirlo. La respuesta de Molotov fue que sólo podía hacerlo Stalin. El 1 de julio, Stalin estaba de regreso en el Kremlim y dos días después pronunciaba su famoso discurso radiado. Esta vez, el dictador no repitió la cantinela sobre los distintos grupos étnicos y la construcción del socialismo. Por el contrario, llamó «compañeros, hermanos y hermanas» a sus compatriotas y apeló a una defensa de la patria similar a la que Rusia había sostenido con Pedro I contra Carlos XII o con Alejandro I contra Napoleón.


Unas horas claves
Aunque Stalin intentó una salida pactada del conflicto, el pueblo ruso se entregó a la resistencia desplegando un heroísmo y una capacidad de sacrificio excepcionales. Mientras las fuerzas de Hitler avanzaban, a sus espaldas se iban formando grupos de partisanos dispuestos a seguir combatiendo aun sin tener apenas recursos. A las puertas de Moscú, Hitler se encontró precisamente con esa magnífica voluntad de resistencia.

El 15 de noviembre, con los caminos congelados, cerca de un millón de soldados alemanes continuó su avance. Frente a ellos, había algo más de la mitad de esos efectivos. A esas alturas, Hitler se jactaba ante sus cercanos de que iba a tratar a los rusos de la misma manera que se trató a «los pieles rojas» de América. A finales de mes, la VII División Panzer había cruzado una de las últimas barreras estratégicas, el canal Moscú-Volga.

Según algunas fuentes, los tanques germanos contaron con unas horas en que pudieron cruzarlo y llegar a Moscú, pero no supieron aprovechar la ocasión. Los creyentes –que, paradójicamente, no eran escasos en las filas del Ejército Rojo– siempre lo atribuyeron a una acción de Dios que protegía a la Santa Rusia. Informado Stalin por sus agentes de que Japón no iba a atacar, trasladó la mitad de las tropas soviéticas en Extremo Oriente a las cercanías de Moscú. El 5 de diciembre, el Ejército Rojo lanzó una contraofensiva. Dos días después, la aviación japonesa atacó la base norteamericana de Pearl Harbor. El 11 de diciembre, Hitler declaró la guerra a los Estados Unidos. La guerra acababa de cambiar de signo y lo había hecho precisamente cuando, según Zhukov, Alemania había estado más cerca de ganarla.


Paz entre enemigos
Soldados alemanes y soviéticos saludan, en septiembre de 1939, a la bandera con la esvástica nazi en la celebración de la demarcación de fronteras en Brest-Litovsk, lo que supuso un pacto de no agresión entre los régimenes de Hitler y Stalin tras la invasión alemana de Polonia.