viernes, 4 de julio de 2008

Una base de datos guardará memoria de judíos salvados del nazismo en Shanghai

Durante los años más oscuros del nazismo y de la Segunda Guerra Mundial, la única ciudad del mundo que recibió refugiados judíos sin visado de entrada fue Shanghai, una concesión internacional que acabó siendo ocupada por los japoneses, pero donde salvaron sus vidas cerca de 20.000 personas.

Ahora, seis décadas después de que los últimos supervivientes abandonasen su refugio chino para reconstruir su vida en otros países, se ha creado una base de datos para preservar la memoria de aquellos años y reunir toda la información posible sobre cada uno de los que allí se salvaron.

'Es algo muy importante para los judíos de todo el mundo, porque preserva la historia de una comunidad que desapareció', aunque alcanzó los 30.000 miembros durante la Segunda Guerra Mundial, dijo a Efe el cónsul israelí en Shanghai, Uri Gutman, principal impulsor de esta idea junto con el Gobierno del distrito local de Hongkou.

En los años treinta ya vivían allí cerca de 10.000 judíos, llegados en distintas oleadas desde principios del siglo XIX, y dejaron una profunda huella en la arquitectura y la vida de la ciudad.

Tras su ocupación por los japoneses, en 1937, los cerca de 20.000 refugiados judíos que acudieron a Shanghai durante aquellos años fueron confinados en un gueto de tres kilómetros cuadrados en Hongkou, una barrio pobre al norte de la zona desmilitarizada, del que no podían salir sin permiso de las autoridades niponas.

Entre 5.000 y 10.000 de ellos llegaron a salir de Austria gracias al cónsul chino en Viena, Ho Fengshan, que protegió todas las vidas que pudo pese a no contar con la total aprobación de sus superiores.

'Shanghai no sólo es importante para los que se salvaron y sus familias, sino para todos los judíos', asegura Gutman. 'Todos los demás países del mundo cerraron las puertas a los judíos, y para todas las comunidades del mundo Shanghai es como su segundo hogar, el lugar que los salvó'.

La nueva base de datos, ubicada en el Museo de los Refugiados Judíos de Shanghai, en la antigua sinagoga de Ohel Moshe, en el corazón de Hongkou, cuenta a día de hoy con 14.795 nombres, pero pretende ser mucho más que eso, y en más de 600 casos se han logrado reunir datos suficientes para seguir la pista de la familia.

La intención es incluir información detallada de cada refugiado, como su país de origen, cómo logró escapar del nazismo, por qué ruta, qué edad tenía al llegar a Shanghai, cuál fue su dirección, cómo se ganaba la vida en la ciudad china, cuándo la abandonó, con qué destino, y cómo localizar hoy a la persona o a sus familiares.

En algunos casos se han conseguido adjuntar hasta fotografías y documentos, y según Gutman, cuando la base de datos esté más madura se espera que sea posible publicarla en internet, para que pueda ser consultada desde cualquier lugar y más familiares puedan aportar información y documentos.

'También hay muchas familias judías en América Latina cuyos orígenes pasan por Shanghai, y ojalá puedan enriquecer con sus historias la base de datos', deseó.

'Muchos judíos de todo el mundo visitan nuestro museo (entre cuarenta y ciento y pico personas diarias), y a menudo, si hablamos con ellos, acabamos obteniendo nueva información que vamos añadiendo a la base de datos', explicó a Efe Ling Chen, guía del museo de los refugiados, que depende del Gobierno local de Hongkou.

Entre los casi 15.000 registrados en el archivo electrónico abundan los de origen alemán y austríaco, así como judíos rusos de distintas épocas, polacos, rumanos e incluso una decena de origen español, así como de países latinoamericanos como México y Perú.

La base de datos trata de recoger el paso de todos los miembros de la comunidad judía que vivieron en Shanghai desde el siglo XIX, aunque hace especial hincapié en los refugiados.

'Cuando la base esté terminada, algún día esperamos poder construir un monumento en Hongkou con los nombres de todos', reveló Ling.

'Si los judíos persistimos como pueblo es por nuestro fuerte sentido de comunidad', declaró a Efe uno de los visitantes al museo, el turista estadounidense Charles Kay. 'Todos queremos saber lo que ocurrió aquí y cómo nuestra gente de otras partes del mundo aguantó, sobrevivió y logró prosperar incluso en aquellos tiempos tan duros'.

Vía
EFE

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